Washington, 24 feb (EFE).- Estados Unidos lo dio todo este viernes con motivo del primer aniversario de la guerra en Ucrania, a la que concedió más ayuda militar y financiera, al tiempo que estrechó el cerco económico a Rusia con más sanciones y aranceles.
Con este fin, el Gobierno de EE.UU. ha movilizado a distintos departamentos y agencias para continuar ayudando a Kiev “el tiempo que sea necesario”.
Así, el Pentágono anunció un nuevo paquete de seguridad para Ucrania por valor de 2.000 millones de dólares, que incluye misiles de largo alcance HIMARS, munición de artillería y drones.
En ese sentido, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, pidió en un comunicado mantener el compromiso con la defensa de Ucrania “para asegurar que un mundo de reglas y derechos no es reemplazado por uno de tiranía y tumulto”.
En paralelo, la Casa Blanca informó de que EE.UU. ha comenzado a desembolsar 9.900 millones de dólares en financiación para Ucrania para responder a las “necesidades cruciales” de sus ciudadanos, como la atención sanitaria, la educación y los servicios de emergencia.
El Ejecutivo estadounidense aclaró que esos fondos de apoyo serán desembolsados a través de un mecanismo del Banco Mundial (BM).
Asimismo, el Departamento de Energía estadounidense se está preparando para realizar un tercer envío de equipamiento “vital” para el funcionamiento de la red eléctrica de Ucrania, que se espera que llegue al país europeo a comienzos de marzo, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby.
“Este envío incluirá varios generadores móviles para ayudar a suministrar energía de respaldo”, remarcó Kirby en declaraciones a los medios este viernes.
Además de multiplicar su respaldo a Ucrania con motivo del aniversario del inicio de la invasión rusa, EE.UU. ha intensificado este viernes su castigo económico a Moscú.
En concreto, Washington ha sancionado a más de 200 individuos y entidades rusas, además de organizaciones y personas de otros países por respaldar al Gobierno de Vladímir Putin.
“Hemos sancionado a más actores vinculados a la industria de defensa y tecnológica rusa”, indicó Kirby, quien detalló que también han castigado a los aliados de Rusia que le están ayudando a evadir las sanciones impuestas contra ella.
El Departamento del Tesoro precisó que las sanciones están especialmente dirigidas al sector del metal y la minería rusos, así como a 22 personas y 83 entidades de ese país.
El Tesoro también ha designado a más de 30 personas y empresas de terceros países relacionadas con los esfuerzos de evasión de sanciones de Rusia, incluidos los relacionados con el tráfico de armas y las finanzas ilícitas.
Si bien los bancos rusos que representan más del 80 % de los activos totales del sector bancario ruso ya estaban sujetos a sanciones estadounidenses e internacionales, EE.UU. designó este viernes a una docena de instituciones financieras en Rusia, incluido uno de los diez bancos más grandes por valor de activos.
A esto se suma que Washington ha aumentado los aranceles sobre más de 100 productos rusos del sector químico, del metal y minerales por valor de 2.800 millones de dólares.
El propio presidente estadounidense, Joe Biden, explicó este viernes en un comunicado que había decidido apuntar directamente a la industria del aluminio, “una parte clave de la base industrial de defensa de Rusia” que “ha desempeñado un papel importante en el suministro de armas y municiones a Rusia utilizadas en la guerra”.
De hecho, Rusia es el tercer productor mundial de aluminio por detrás de China y la India.
Para reducir aún más las importaciones de artículos de aluminio, EE.UU. impondrá a partir del 10 de marzo un arancel del 200 % sobre los productos de aluminio y sus derivados que sean producidos en Rusia.
Adicionalmente, a partir del 10 de abril, el arancel se aplicará también a los bienes que estén fabricados con aluminio primario fundido en Rusia.
Biden anunció, además, un aumento de las tasas arancelarias de entre el 35 % y el 70 % sobre ciertos productos rusos cuya importación aún no ha sido prohibida, que entrará en vigor el 1 de abril.
El Departamento de Comercio de EE.UU., por su parte, incluyó a 90 empresas rusas y de otras naciones, entre ellas China, a su lista negra de exportaciones, de tal manera que esas empresas no podrán adquirir artículos, como semiconductores, fabricados en EE.UU., ni tampoco podrán tener acceso a tecnología estadounidense.
En paralelo, el Departamento de Justicia de EE.UU. presentó un escrito civil para decomisar seis propiedades en el estado de Nueva York y en Florida pertenecientes al oligarca ruso Viktor Vekselberg.
Todas estas medidas son la guinda a la visita que a comienzos de esta semana hizo Biden a Kiev, donde se reunió con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para expresarle su apoyo sin fisuras.
Los dos líderes se reunieron en el Palacio Mariinsky de Kiev y, posteriormente, comparecieron ante la prensa.
“Un año después, Kiev sigue de pie. Ucrania sigue de pie y la democracia sigue de pie. Estados Unidos permanece a su lado y el mundo entero permanece a su lado”, proclamó Biden, rodeado de banderas estadounidenses y ucranianas.