Ciudad de México, 20 oct (EFE).- La mexicana Sandra Monroy repite “Jódete cáncer” un año después de que se publicase la premiada fotografía que le tomó Sáshenka Gutiérrez.
Creó, probablemente sin quererlo, un movimiento que acoge a muchas mujeres que pasan o pasaron por un cáncer de mama y también publicó un ensayo al respecto. Aunque muchas cosas han cambiado, su vida continúa.
Sandra recuerda que 12 años antes de desarrollar cáncer de mama los doctores establecieron que tendría que revisarse periódicamente.
“Me salvaron la vida”, dijo en una entrevista con EFE al explicar que su caso fue detectado en un estadío temprano, por lo que requirió una mastectomía bilateral pero no quimioterapia ni radioterapia.
Además, su cuerpo actual tiene las marcas de una persona que sobrevivió a un cáncer, una imagen que no termina de incluirse en el mes de octubre, cuando se conmemora el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, el 19.
“Tampoco veo representación de nuestros cuerpos oncológicos. No sé qué quieren ocultar, es curiosa la ambivalencia del discurso: por un lado quieren que seamos lindas y guerreras, pero por el otro lado no quieren mostrar la realidad de un cuerpo oncológico que está sobreviviendo a estos tratamientos”, continuó.
Poco tiempo después de su mastectomía bilateral, decidió tatuarse múltiples flores simbolizando el florecimiento alrededor de sus cicatrices y un corazón, ya que este órgano sigue latiendo fuerte en ella.
Sandra vivió 10 horas de sesión en un solo día para tatuarse el diseño de la tatuadora Cecilia Páramo. Recuerda el profundo dolor pero no se arrepiente.
Ahora Sandra continúa su labor divulgativa a través de redes sociales, concede entrevistas y ofrece conferencias, a la vez que trabaja en sí misma de muchos modos y también se ocupa en seguir viviendo.
Y, dentro de todos los caminos, uno cobra especial protagonismo: compartir con otras mujeres que vivieron cáncer de mama.
“Es como un parteaguas terapéutico, hablarlo hasta que se desgaste la emoción”, termina.
Sobre estas reflexiones, sus vivencias a través de textos escritos durante su enfermedad e imágenes que marcaron su proceso, entre otras cosas, construyó el libro “Jódete cáncer”, en el que también se incluye una carta dedicada a las mujeres recién diagnosticadas, otra al personal de salud y otra a quienes no han pasado por el cáncer de mama.