Washington, 12 oct (EFE).- El Fondo Monetario Internacional rebajó este miércoles en cuatro décimas su previsión de déficit público para España, hasta el 4,9 % del Producto Interior Bruto (PIB) en 2022.
Esta rebaja, respecto a las previsiones que el propio Fondo hizo en el mes de abril, contrasta con los ligeros aumentos que la institución financiera pronostica ahora para el 2023, cuando el déficit en España alcanzará el 4,4 %, y para 2024 (4,2 %).
Los datos forman parte del nuevo informe sobre vigilancia fiscal publicado hoy por el organismo con motivo de las reuniones anuales del FMI y del Banco Mundial, que se celebran durante toda esta semana en Washington.
En el mismo texto, el organismo apunta que la deuda de España bajará hasta el 113,6 % del PIB en 2022, después de haber alcanzado el 120 % en 2020, cuando la emergencia sanitaria provocada por la covid-19 obligó a desplegar una serie de medidas fiscales que supusieron un gran aumento del gasto.
El Fondo prevé que el país consiga reducir su deuda hasta el 109 % en 2025 y que se mantenga en ese nivel tanto en los ejercicios de 2026 y 2027.
Fuentes del Ministerio de Economía dijeron a EFE que estas predicciones “confirman la responsabilidad fiscal del Gobierno”.
“La senda de reducción esperada está en línea con la establecida en el Programa de Estabilidad, que supone que la ratio se sitúe cerca del 112 % para 2023”, añadieron.
La deuda española continuará por tanto entre las más altas de la eurozona, pero lejos todavía de las cifras proyectadas para Italia (147,2 % del PIB en 2022) o Grecia (177,6 %).
En su informe, el FMI avisa de la importancia de mantener unas reservas públicas, o “amortiguadores”, que sirvan para evitar un aumento descontrolado de la deuda en el caso de que surjan nuevas crisis.
“Como se hizo evidente durante la pandemia y la crisis financiera global, la política fiscal puede ser activa y potente, si hay recursos disponibles”, explica el Fondo en su informe.
Sin embargo, advierte, la mayoría de países no se han preocupado de reconstruir esos amortiguadores que permitirían responder a “shocks” negativos, especialmente ahora que la inflación está en niveles muy superiores a los de antes de la pandemia.