Chicago (EE.UU.), 31 jul (EFE).- Pocos jugadores tuvieron un impacto en la historia del baloncesto como el de Bill Russell, legendario pívot de los Boston Celtics que falleció este domingo a los 88 años, tras una carrera prodigiosa que le vio conquistar once títulos de la NBA, ser el primer técnico afroamericano de los deportes estadounidenses y un incansable luchador contra las discriminaciones.
Bill Russell, nacido el 12 de febrero de 1934 en Monroe (Luisiana) “falleció en paz”, con su mujer Jeannine a su lado”, informó su familia en un comunicado publicado en la mañana estadounidense.
Se fue uno de los deportistas más importantes de siempre, el más grande ganador de la historia del deporte americano y un jugador que revolucionó el baloncesto, llevando el juego defensivo a otro nivel.
LA DINASTÍA DE LOS CELTICS
Conquistó once títulos de la NBA en trece temporadas en la liga, todas vividas con la camiseta de sus amados Boston Celtics, entre 1956 y 1969. Su legendario número 6 está colgado en el techo de Garden, en el que las imágenes de sus triunfos se proyectan habitualmente en las pantallas gigantes para evocar la grandeza de la franquicia.
Crecido en el ‘college’ de San Francisco, donde ganó dos títulos NCAA con los Dons, fue elegido por los Celtics en el draft de 1956 y abrió una etapa gloriosa que llevó a los anillos de 1957, 1959, 1960, 1961, 1962, 1963, 1964, 1965, 1966, 1968 y 1969.
Ocho de esos once títulos llegaron de forma consecutiva y con Russell como gran protagonista. Su peso en la pintura y sus poderosos taponazos iluminaron el camino de los Celtics hacia la gloria.
PRIMER TÉCNICO AFROAMERICANO EN LA NBA
Russell fue además el primer técnico afroamericano en la historia de la NBA, al aceptar una posición de jugador-entrenador de 1966 a 1969, cuando Red Auerbach pasó a la directiva de la franquicia.
Esa etapa llevó a los títulos de 1968 y de 1969.
En total, Russell alcanzó doce finales de la NBA en sus trece años en la liga. Fue cinco veces MVP de la NBA, doce veces All-Star, cuatro veces líder de rebotes (promedió 22.5 por encuentro en su carrera) y es miembro del Salón de la Fama de la NBA desde 1975.
A eso se suman la medalla de oro ganada en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 y la Medalla Presidencial de la Libertad que le otorgó el entonces presidente estadounidense Barack Obama en 2011.
MUCHO MÁS QUE UN DEPORTISTA
Y es que el legado de Russell trasciende lo deportivo. Fue un incansable defensor de la libertad y de la igualdad, luchando contra las discriminaciones.
Se negó a participar en una exhibición en 1961 precisamente para enviar un mensaje en contra las discriminaciones, toleradas durante demasiado tiempo.
“Más allá de los triunfos, su forma de entender las batallas es lo que iluminó su vida. (…) Bill denunció las injusticias con implacable claridad con la que pretendía romper el ‘status quo’, y con un ejemplo que, pese a que nunca fuera su humilde intención, siempre inspirará el trabajo en equipo, el altruismo y el cambio”, aseguró su familia.
La ciudad de Boston honró en 2013 a su leyenda con una estatua colocada en la City Hall Plaza.
Su memoria en Boston y en el deporte estadounidense es eterna y la NBA no dudó en definirle como “el más grande campeón en la historia de los deportes en equipo”.