Yajaira Machado | [email protected]
Fotos crédito: Alvaro J. Barrera
Cinco mujeres latinas de Jacksonville ofrecen herramientas especializadas en conductas para ayudar a las familias, niñas y niños con autismo y otras discapacidades relacionadas.
Una mujer es reconocida por su capacidad de organización, de desempeñar varias tareas al mismo tiempo, por la empatía y su habilidad de ver desde otra óptica la vida, a pesar de las adversidades que deban atravesar. Pero, cuando varias se unen, los resultados son increíbles.
Cinco mujeres, en Jacksonville, madres de hijos diagnosticados con autismo y otras discapacidades relacionadas, se unieron ante la necesidad de recibir y dar acompañamiento educativo, informativo y emocional en este reto de amor, tolerancia y aprendizaje que enfrentan cada día.
GRUPO
La necesidad de reunirse en su mismo idioma y compartir sus experiencias las llevó a conformar la organización, Mamis Azules Latinas, convencidas que en equipo es más fácil alcanzar los objetivos.
A través de esta organización, ofrecen herramientas de compañías especializadas en conductas que se dedican a ayudar a las familias y los niños con autismo y otras discapacidades.
INTEGRANTES
Deroline González, una mamá puertorriqueña para quien fue muy difícil hace 28 años atravesar el diagnóstico y entender qué sucedía con su hijo Xavier Joel, porque nunca había escuchado hablar del autismo. “Hoy estamos ofreciendo esa ayuda a la comunidad”.
María Eugenia Quintero Soto, madre venezolana de dos hijos, enfrentó hace tres años el diagnóstico de su segundo hijo y le fue complicado manejar la situación ante el desconocimiento del tema. “No tener a alguien que esté en tu misma sintonía, en la misma educación, en la misma experiencia, te hace sentirte más perdido” y por eso, fundó Mamis Azules Latinas.
Vanessa Vega, madre peruana de dos hijos, lleva 18 años transitando la experiencia con su hijo Ángel. Dijo que al principio no dominaba el idioma, no conocía el sistema educativo y no sabía nada sobre el autismo; tras asegurar, que nunca había tenido un grupo que hablara en su propio idioma y con quienes sintiera tanta afinidad.
Rina Rebolledo, nacida en Venezuela, tiene a su hija de 13 años diagnosticada con síndrome de asperger. Fue docente de educación especial en su país y cree que “Dios me ha regalado una nena con este aprendizaje”, para enseñarle muchas cosas; considerando que, Mamis Azules es “una tribu maravillosa” y necesaria porque cree que “criar en tribu es la mejor forma de que nuestros hijos evolucionen”.
Cinthya Marcano, de nacionalidad venezolana, y con poco tiempo en Jacksonville, ha encontrado en la organización una gran ayuda para transitar el proceso con su hijo Mauricio de seis años. Ha recibido solidaridad y empatía en Mamis Azules, ya que “todas nos entendemos, todas celebramos cada pequeño logro”.
Las ‘Mamis Azules Latinas’ animan a otras mujeres que pasan por este proceso a no desmayar y entender que “un diagnóstico no es un pronóstico”, donde hay esperanza y no darse por vencidas.
Los hijos con la condición de autismo siempre pueden evolucionar y superar retos.
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