Ciudad de México, 25 oct (EFE).- Más de medio millón de mexicanos se quedaron sin luz por el azote del huracán Otis, que tocó tierra este miércoles en el sureño estado de Guerrero como categoría 5, uno de los ciclones más potentes en la historia del Pacífico, según informó la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Los usuarios afectados representan el 36,7 % de los 1,37 millones de usuarios totales en el estado de Guerrero”, precisó la CFE en un comunicado.
La empresa eléctrica del Estado mexicano afirmó que, hasta ahora, ha restablecido el servicio del 40 % de los 504.434 usuarios afectados por Otis, que permanece en tierra sobre el sur de México, ahora como categoría 1.
“Para la atención de esta emergencia la CFE dispuso de un equipo conformado por 846 trabajadores electricistas, 96 grúas, 347 vehículos, 26 plantas de emergencia y 1 helicóptero”, indicó.
En menos de 24 horas, Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, la más alta de estos fenómenos naturales, con dirección a las costas de Guerrero, donde la comunicación “se perdió por completo”, por lo que aún no pueden cuantificarse los daños, según el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Pocas veces, según los registros, se desarrolla así un huracán tan pronto y con tanta fuerza”, reconoció el mandatario en su rueda de prensa matutina.
Momentos después, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, aseguró que ya está en la zona de las afectaciones para evaluar los daños.
“Seguimos en Acapulco, donde se reportan afectaciones en la comunicación móvil. Sin embargo, ya estamos en coordinación para restablecer las líneas de telefonía lo antes posible”, publicó la mandataria en la red social X (antes Twitter).
El presidente envió a la zona a los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional, de Marina, de Seguridad y Protección Ciudadana, de Comunicaciones y Transportes, y de la Coordinación Nacional de Protección Civil.
En el último aviso del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), Otis se ubicó sobre tierra 20 kilómetros al sur-sureste de San Miguel Totolapan y 160 kilómetros al nor-noroeste de Acapulco, localidades del estado de Guerrero.
El fenómeno causaba aún lluvias “intensas” en el sur de México con vientos máximos sostenidos de 130 kilómetros por hora, rachas de 155 kilómetro por hora y un desplazamiento hacia el nor-noroeste a 17 kilómetros por hora.