Miami, 20 jun (EFE).- Las autoridades sanitarias de los condados de Sarasota y Manatee, en la costa oeste de Florida, emitieron una alerta sanitaria tras confirmarse dos casos locales de malaria, una enfermedad común en África y en la India, pero no en Estados Unidos.
La alerta sanitaria fue emitida escasas semanas después de que el Departamento de Salud de Florida (DOH) confirmara un caso local de esta enfermedad el pasado 26 de mayo en un paciente que fue tratado y se recuperó.
La malaria es una enfermedad febril producida por un protozoo, y transmitida al hombre por la picadura de mosquitos anofeles.
Sin embargo, un segundo caso de malaria fue confirmado en un paciente que se encuentra todavía en tratamiento, señaló en un comunicado el Departamento de Salud de Sarasota.
Las autoridades sanitarias de ambos condados recordaron que la malaria no se transmite de persona a persona, pero se deben tomar medidas de protección (como cubrirse y drenar el agua estancada) para evitar estar expuestos a la picadura de los mosquitos y una posible infección.
“Los residentes en estas áreas afectadas deben tomar precauciones, tales como usar camisas y pantalones de manga larga, aplicar repelente de insectos y evitar zonas con alta población de mosquitos, especialmente durante el amanecer y el atardecer, cuando los mosquitos están más activos”, alertan los expertos.
El DOH informó de que continúa trabajando en “estrecha colaboración con sus socios locales y el equipo de control de mosquitos del condado” en las tareas de “fumigación aérea y terrestre para mitigar el riesgo de una mayor transmisión”.
El brote más grande en la historia reciente de Florida ocurrió en el condado de Palm Beach (costa este) en 2003, cuando se registraron ocho casos.
En 2012, se informaron 65 casos de malaria importada en Florida, es decir, asociada con viajes fuera del país o inmigración, indica el DOH en su página web.
La malaria constituye un de los mayores problemas de salud pública en el mundo. Infecta aproximadamente a 219 millones de personas cada año, con un estimado de 660.000 muertes, en su mayoría niños en África, agregó el DOH.