Washington, 21 sep (EFE).- La catedral nacional de Washington, la misma que Isabel II visitó una vez como princesa y tres como reina británica, rindió este miércoles un último homenaje a la monarca con una misa en su honor a la que los cinco expresidentes habían sido invitados pero no acudieron.
La embajada británica en la capital estadounidense había extendido su invitación a Jimmy Carter (1977-1981), Bill Clinton (1993-2001), George W. Bush (2001-2009), Barack Obama (2009-2017) y Donald Trump (2017-2021).
La máxima representación política de la jornada, sin embargo, estuvo en manos de la actual vicepresidenta del país, Kamala Harris, de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y del líder de la minoría republicana en la Cámara Baja, Kevin McCarthy.
El templo, un edificio construido entre 1907 y 1990 y que se congratula de ser la mayor sexta catedral del mundo, había vallado su entrada y sometido a los invitados a un doble control, con un registro inicial de los nombres y un chequeo policial posterior, pero las principales autoridades llegaron a la ceremonia por una entrada privada.
Una bandera británica y otra estadounidense junto al altar ejemplificaron la unión del Reino Unido y Estados Unidos, país del que Isabel II había conocido en persona a 13 de sus últimos 14 presidentes, desde Harry Truman (1945-1953) hasta Biden, a excepción de Lyndon Johnson (1963-1969).
La monarca, cuyo funeral de Estado tuvo lugar este pasado lunes en Londres, personificaba los mismos valores que “guían a la democracia estadounidense”, dijo en la misa la embajadora británica en Estados Unidos, Karen Pierce.
Biden sí acudió al servicio religioso de la capital británica y el celebrado a este otro lado del Atlántico, que esperaba contar con sus predecesores, honró el legado de una monarca que ocupó el trono durante siete décadas.
Esa catedral hospedó los funerales de los exmandatarios Dwight Eisenhower, Ronald Reagan, Gerald Ford y George H. W. Bush, así como homenajes en honor de personalidades como el ex primer ministro británico Winston Churchill, el primero del largo reinado de Isabel II.
Salvo la presencia de las fuerzas del orden en su entrada principal, nada dejaba intuir que en su interior se recordaba esta vez a la líder de la Commonwealth, fallecida el 8 de septiembre.
Turistas como Claudia, estadounidense de Texas, habían acudido para visitar el templo ajenos a que se celebraba esta ceremonia hasta ver que los agentes le impidieron el acceso; y otros como Terrick, británico de 77 años y natural de Southampton, sí que llegaron motivados por la posibilidad de ver a alguno de los antiguos mandatarios de EE.UU.
Justo hoy, la Fiscalía de Nueva York interpuso una demanda por la vía civil en el Tribunal Supremo de Nueva York contra Trump, sus hijos mayores Ivanka, Donald Jr. y Eric; su empresa, la Organización Trump, y otros altos ejecutivos por “enriquecerse ilegalmente y mentir al sistema”.
Ninguno de los expresidentes justificó públicamente su ausencia, pero tras fallecer la monarca sí habían alabado su figura y recordado, como por ejemplo Obama, la “generosidad extraordinaria” con la que esta le recibió al asumir su cargo.
A Isabel II, por su “profundo sentido de la historia”, le hubieran encantado los homenajes recibidos en Estados Unidos, recordó este miércoles la embajadora. Desde la orden de ondear la bandera a media asta en los edificios oficiales, hasta la decisión de iluminar el Empire State de Nueva York en púrpura y plata en su honor.