Washington, 4 jun (EFE).- EE.UU. activó este miércoles un incremento de los aranceles sobre el acero y el aluminio, que pasan a duplicarse hasta el 50 % y añaden más incertidumbre a las negociaciones con China o la Unión Europea (UE) para alcanzar acuerdos que pongan fin a la guerra comercial.
La subida decidida por el presidente, Donald Trump, promete afectar especialmente a países como Canadá, el gran suministrador de ambos metales a EE.UU., a grandes productores de acero como México, Brasil, Corea del Sur o Vietnam, y también a China, el segundo país que más aluminio vende a la primera economía mundial.
Su orden ejecutiva precisó que la medida es necesaria para que dichas importaciones “no amenacen con perjudicar la seguridad nacional”.
El aumento “contrarrestará con mayor eficacia a los países extranjeros que continúan descargando excedentes de acero y aluminio a bajo precio en el mercado estadounidense, socavando así la competitividad de las industrias estadounidenses” del sector, señaló el mandatario en la misma.
Trump consideró que aunque los gravámenes del 25 % han facilitado “un sostenimiento crítico de los precios” en el mercado nacional, todavía no han permitido que estas industrias desarrollen y mantengan las tasas de utilización de la capacidad de producción que son necesarias para su fortaleza y las necesidades de defensa nacional.
El Reino Unido no se verá afectado por la subida del 50 % y sus aranceles se quedarán en el 25 %, en virtud de un acuerdo bilateral del que se revisará su cumplimiento en julio para ver si hay que modificarlos.
El incremento al resto llega después de que los tribunales en EE.UU. hayan comenzado a poner trabas a gran parte de su política arancelaria -la referida a los mal llamados “aranceles recíprocos”- o de que el propio presidente, sin dar detalles, haya acusado a Pekín de vulnerar un acuerdo alcanzado a principios de mayo para rebajar temporalmente los gravámenes mutuos.
El arrebato del republicano fue replicado el martes por las autoridades chinas, que dijeron que fue Washington quien ha violado el pacto de Ginebra al imponer lo que calificó de medidas de “supresión extrema”, como nuevas restricciones sobre chips o la cancelación de visados a estudiantes chinos anunciada en la última semana.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, insistió el martes en que Trump y el presidente chino, Xi Jinping, mantendrán esta misma semana una llamada telefónica que ayudará a desbloquear la situación, una posibilidad sobre la que de momento no se ha pronunciado Pekín.
A su vez, Bruselas ha lamentado el incremento de los aranceles al acero y al aluminio, sobre todo después de que una reciente llamada entre el mandatario estadounidense y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ayudara a acercar posturas después de que el propio Trump amenazara con activar gravámenes generalizados del 50 % para la UE por la falta de avances.
El comisario europeo de comercio, Maros Sefcovic, prevé verse hoy mismo en París con el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, con la idea de progresar en la creación de un nuevo marco comercial antes de que expire a principio de julio la prórroga dada por la Casa Blanca para que entren en vigor los “aranceles recíprocos”.
Leavitt confirmó a su vez que el propio Greer ha enviado una carta a los socios comerciales de EE.UU. para recordarles de forma “amistosa” que se acerca la fecha límite para aplicar esos impuestos aduaneros, que en el caso de la UE gravarían sus importaciones con un recargo del 20 %. E