Miami, 13 oct (EFE).- Miami es una urbe poliédrica cuyo común denominador es su diversidad cultural y tiene una historia que se ha construido sobre los “puentes de entendimiento” tendidos por las diferentes culturas que la habitan, señaló a EFE la mexicana Natalia Crujeiras, la flamante directora ejecutiva del museo de historia de esta ciudad.
“Para mí, la historia más importante de Miami es la historia de todos nosotros”, dijo Crujeiras, quien desde la pasada semana es la nueva directora ejecutiva del Museo de Historia de Miami, la primera mujer en ejercer este cargo en los 82 años de vida de esta institución, que además en su elección se decantó por una inmigrante latina.
“Llegué hace 20 años a esta ciudad, sin hablar bien el idioma, sin familia, sin contactos, y esta ciudad me abrió los abrazos y me dio oportunidades de avanzar y de crecer. Es un regalo poder trabajar en el museo de historia de la ciudad que me abrazó”, afirmó la mexicana, quien viene de dirigir la oficina de Asuntos Culturales de la universidad Miami Dade College.
Crujeiras asume el cargo con el compromiso de “amplificar” los proyectos de carácter etnográfico que la institución ha desarrollado en los últimos 40 años, cuando se instaló en su actual emplazamiento en el centro de la ciudad y con los que su junta directiva persigue la integración de las diferentes comunidades y culturas que pueblan esta ciudad del sur de Florida (EE.UU.).
Un museo alejado de la imagen de institución “enciclopédica o de cristal”, sino más bien interactivo, dinámico y sin barreras de acceso, precisamente las cualidades que se buscan en su futura nueva sede, un proyecto aún en desarrolló al que ahora toma las riendas la nueva directora, con apoyo del condado de Miami-Dade.
La nueva localización del Museo de Historia de Miami posiblemente estará insertada dentro de un plan maestro del condado para remodelar partes del centro de la ciudad, y otorgaría más espacio para acoger a las más de dos millones de imágenes históricas y 30.000 artefactos tridimensionales que componen la colección permanente de la institución.
EL ROL DE LA INMIGRACIÓN CUBANA
La historia de la joven ciudad de Miami, de poco más de 120 años de fundada, está ligada sin duda a la inmigración cubana que empezó a llegar a partir de 1959, cuando triunfó en la isla caribeña la revolución liderada por Fidel Castro y que motivó el éxodo de cientos de miles de personas.
La directora del museo recuerda que, dada su ubicación, desde su fundación a fines del siglo XIX, cuando estaba poblada por una mayoría blanca y trabajadores de raza negra proveniente de Bahamas, se vio a Miami como punto de entrada para los europeos que llegaban a Estados Unidos.
No obstante, no fue hasta el arribo de las primeras olas migratorias cubanas en la segunda mitad del siglo pasado que la ciudad se convirtió en un punto de convergencia cultural, parte de lo cual se refleja en la muestra permanente de la institución.
“Miami ya existía, pero los cubanos abrieron ese espacio para las comunidades latinas”, resaltó Crujeiras, que aludió en ese sentido a la llegada en las últimas décadas de inmigrantes venezolanos, colombianos, haitianos y centroamericanos, todos escapando de crisis en sus respectivos países.
EL PASADO PARA CONTEXTUALIZAR EL PRESENTE
En las actuales instalaciones de más de 70.000 pies cuadrados (más de 6.500 metros cuadrados) el museo se mantiene como “un espacio cívico donde hay respeto a la opinión ajena”, donde se pueden proponer “conversaciones difíciles” en momentos de divisiones y “radicalizaciones a ambos lados del espectro político”, como manifestó Crujeiras.
Asimismo, recordar periodos “terribles” de la historia para entender su impacto, incluso hasta la actualidad, es otro de sus motores, y para muestra está la exhibición “Black Citizenship in the Age of Jim Crow”, que abrirá sus puertas el viernes y ofrecerá una visión panorámica de lo que fue la segregación racial en los 50 años posteriores a la Guerra Civil de Estados Unidos.
La exposición, organizada por la New York Historical Society, está compuesta por artefactos históricos, videos y reproducciones fotográficas y de textos distribuidos en tres áreas del museo, que muestran lo que fue la vida de las personas de raza negra mientras estuvieron vigentes las leyes Jim Crow, que permitían la separación de personas de raza blanca del resto.
La directora señaló que para el montaje de la exhibición trabajaron con líderes de las comunidades afroamericanas locales, diversas en sí mismas, de cara a reflejar a la vez la lucha de los movimientos por los derechos humanos.
“Creo que esa es una manera que tienen los museos históricos para mantener su relevancia: poner contexto para crear paralelos y así construir una sociedad más equitativa”, manifestó Crujeiras.