Washington, 31 ene (EFE).- Un nuevo mapa interactivo ha llegado a Estados Unidos para cambiar la narrativa e influir en la decisión del alumnado sobre qué universidad elegir tomando en cuenta sus casos de agresión sexual y violación.
Las estadísticas de más de 750 universidades en Estados Unidos, Puerto Rico e Islas Vírgenes sobre agresiones sexuales y violaciones ya pueden consultarse en este mapa lanzado este mes en un intento de hacer rendir cuentas a las facultades e informar a los potenciales estudiantes sobre su futuro centro educativo.
Esta herramienta de la organización End Rape on Campus (“Acabad con la violación en los campus”) recopila los casos denunciados entre 2018 y 2020 en estas facultades, incluyendo las ocho que conforman la “Ivy League” -el circuito de universidades privadas de élite del noreste de EE.UU.-, además de hacer accesible recursos de prevención y apoyo a los supervivientes.
La directora ejecutiva de End Rape On Campus, Kenyora Parham, asegura a EFE que esta web (https://endrapeoncampus.org/school-locator/) es “la primera de este tipo” y surgió como respuesta a las constantes demandas de estudiantes y sus familias de tener la información necesaria para “hacer rendir cuentas” a las universidades.
Esta iniciativa, que no ofrece un ranking detallado de los centros, también aspira a “revolucionar conversaciones” e influir en la elección del futuro estudiante universitario.
“Queremos que sea parte del proceso de decisión del alumno, porque no va solo de cuál es el programa mejor calificado, sino que también va de seguridad y de cómo esos campus gestionan las agresiones sexuales y el acoso”, argumenta Parham.
Alrededor del 26 % de universitarias son violadas o sometidas a abusos sexuales en EE.UU., según datos recogidos por la Asociación Estadounidense de Universidades (AAU), y tan solo el 20 % de ellas acuden a la policía, de acuerdo con el Departamento de Justicia.
De las universidades analizadas, un 25 % están siendo investigadas actualmente por violar el Título IX, que prohíbe la discriminación por motivos de género, incluidos los abusos sexuales, en las escuelas que reciban fondos federales, que son casi todas las del país.
Solo en el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital, Washington, cinco universidades tienen una investigación abierta por este motivo. En las doce restantes, diez declaran cero incidentes de tocamientos, acoso o violencia machista, y ocho informan de cero violaciones.
En todo Estados Unidos, poco más de un tercio de estas universidades comunican cero incidentes, algo que Parham no ve del todo positivo, puesto que estas estadísticas “no indican necesariamente que no hubiera agresión sexual”.
El grupo interpreta que, en algunos casos, las altas cifras de casos incluso pueden traducirse en un “buen trabajo” de la universidad, en términos de “hacer de los campus un sitio seguro para denunciar”.
La Universidad de Nueva York (NYU) reporta 38 casos de violación con una escolarización de aproximadamente 53.000 estudiantes, mientras que Harvard -con 30.000 alumnos- informa de 74 violaciones y Brown -con cerca de 50.000 inscritos- compila 50.
Tan solo poco más de la mitad de las universidades cuentan con una política de amnistía, que permite a los estudiantes informar de incidentes de violencia sexual sin temor a represalias por sus propios comportamientos o actitudes en el momento del suceso.
Precisamente, otro objetivo del mapa reside en “buscar posibles huecos y oportunidades” para cambiar las políticas que tienen algunos centros educativos, ya sea abordando la manera en que proporcionan apoyo o las vías de prevención aplicadas.
Las largas charlas con alumnos a lo largo de EE.UU. hicieron que la organización se plantease desarrollar un único espacio con todos los datos del Departamento de Educación existentes, un proceso que llevó dos años para conseguir su apariencia y funciones actuales.
“Estos estudiantes han sido históricamente marginados, apartados del discurso nacional cuando se habla de agresiones sexuales en el campus, y queremos garantizar que esta información está a su alcance”, reivindica Parham, que alude a la capacidad de la herramienta en guiar a los jóvenes en sus derechos bajo el Título IX.
Rachel Barkley, una estudiante superviviente de la Cardozo School of Law (Nueva York), fue una de las 100 voluntarias en reunir todos los datos y expresa que hubiera deseado tener acceso a esta herramienta en su etapa estudiantil.
“Espero ver el impacto de esta poderosa e innovadora herramienta en las futuras generaciones de solicitantes universitarios”, anhela sobre esa web abierta a añadir más escuelas para seguir luchando contra la cultura de la violación en las universidades estadounidenses.