Washington, 8 abr (EFE).- Un avión Boeing 737 de la compañía estadounidense Southwest Airlines perdió la cubierta de uno de sus motores, que se desprendió y golpeó el ala durante el despegue, un suceso que será investigado por la Administración Federal de Aviación y que se suma a la lista de incidentes el segundo fabricante de aviones más grande del mundo.
El incidente se produjo a las 8.15 hora local del domingo (14.15 GMT), cuando el avión, modelo 737-800, tuvo que regresar al Aeropuerto Internacional de Denver, 25 minutos después de despegar.
A bordo de la aeronave, que tenía destino a Houston, viajaban 135 pasajeros y seis miembros de la tripulación, quienes no resultaron heridos.
“Pedimos disculpas por el inconveniente y el retraso, pero damos nuestra máxima prioridad a la máxima seguridad para nuestros clientes y empleados. Nuestros equipos de mantenimiento están revisando la aeronave”, apuntó el domingo la aerolínea en un comunicado.
Los pasajeros fueron trasladados a otro avión, que llegó cuatro horas después.
El incidente del domingo se suma a la lista de problemas para Boeing, el segundo mayor fabricante de aviones comerciales del mundo.
A principios de enero de 2024, un panel que cubría el espacio para una puerta de emergencia de un Boeing 737 Max-9 de la aerolínea Alaska Airlines se desprendió poco después del despegue del avión.
El incidente, que no provocó heridos, inició una serie de nuevas investigaciones en las operaciones de Boeing.
La FAA descubrió docenas de problemas de control de calidad tanto en Boeing como en su proveedor Spirit AeroSystems mientras que otro informe del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSA en inglés) reveló que el panel que se desprendió del avión de Alaska Airlines no fue instalado de forma correcta y no contaba con cuatro tornillos de fijación.
La crisis que vive Boeing se inició el 29 de octubre de 2018 cuando vuelo 610 de la indonesia Lion Air se estrelló en el mar de Java poco después de despegar provocando la muerte a sus 189 ocupantes.
El 10 de marzo de 2019, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines sufrió un accidente en circunstancias similares en el que fallecieron las 157 personas que viajaban en el avión.
Estos dos accidentes provocaron que decenas de países en todo el mundo prohibiesen los vuelos de la familia de aviones 737.
Las investigaciones revelaron que la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos (FAA en inglés) había adoptado medidas favorables al fabricante en el proceso de certificación del Boeing 737 Max-8.