Nueva York, 10 ene (EFE).- El presidente electo estadounidense, Donald Trump, no estará involucrado en la gestión de su empresa, la Organización Trump, ni de sus inversiones durante su segundo mandato que comienza el 20 de enero, según un código ético publicado este viernes por la firma.
Los compromisos son similares a los que adoptó el magnate inmobiliario en su primer mandato para “evitar incluso la apariencia de cualquier conflicto”, y principalmente pasan por el mantenimiento de los activos empresariales e inversiones de Trump en un fondo operado por sus hijos.
La empresa, que abarca hoteles, campos de golf y otras propiedades, anunció en un comunicado esas medidas “voluntarias” y el nombramiento de un asesor ético independiente, William Burck, socio del bufete Quinn Emanuel, para asegurar su cumplimento y evitar conflictos de interés.
No obstante, grupos activistas señalaban una diferencia respecto a los compromisos del primer mandato, y es que si bien la Organización Trump no firmará nuevos contratos o transacciones con gobiernos extranjeros, no tiene vetado explícitamente hacer negocios con empresas extranjeras.
La firma tiene negocios en varios países y planes de desarrollo o gestión de propiedades en otros, entre ellos Arabia Saudí, o Vietnam, detalla The Wall Street Journal.
Trump tendrá “acceso limitado” a la información financiera de su empresa, que se reducirá a “actualizaciones generales del negocio”, mientras que sus inversiones estarán en manos de instituciones financieras que seguirán criterios propios y “no pedirán ni aceptarán opiniones” del presidente.
La compañía, además, se compromete a hacer descuentos al Servicio Secreto y otras agencias de EE.UU. por estancias, comidas y otros servicios en sus hoteles, y a donar al Tesoro lo que gane en estos cuando identifique que los clientes son gobiernos extranjeros, de acuerdo con el documento.
En su primer mandato, el magnate cedió a sus dos hijos varones mayores el control de la empresa y estuvo rodeado de polémica por los percibidos como conflictos de interés, desde menciones de negocios en sus discursos oficiales hasta el uso de sus propiedades por parte de funcionarios extranjeros.
Un caso muy sonado fue el de la cumbre de líderes del G7 de junio de 2020 en EE.UU, que Trump decidió celebrar en su club de golf de Doral (Miami) y tuvo que cancelar debido a las críticas, aunque finalmente la llegada de la covid-19 obligó a cambiar los planes y realizarla virtualmente.