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Tras las inundaciones en Texas, los sobrevivientes avanzan “un día a la vez”

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Kerrville (EE.UU.), 8 jul (EFE).- Los habitantes de la región de Texas devastada por las inundaciones del 4 de julio enfrentan “un día a la vez” las secuelas de la tragedia, que deja ya más de 100 muertos y una cifra indeterminada de desaparecidos.

Fotografía del río Guadalupe este martes, en Kerville (Estados Unidos). EFE/ Octavio Guzmán

Las labores búsqueda y rescate se extienden por varias ciudades en el condado de Kerr -el más afectado por la tragedia con 87 muertos, incluyendo 27 niñas y jóvenes de un campamento de verano cristiano- y han sido apoyadas por voluntarios y organizaciones de distintos lugares de Texas e incluso de México.

Fotografía de los escombros dejados debido a las inundaciones en los alrededores del río Guadalupe este martes, en Kerville, Texas (Estados Unidos). EFE/ Octavio Guzmán

Varios miembros del cuerpo de Bomberos de Ciudad Acuña (Coahuila), en el lado mexicano de la frontera con EE.UU., están ayudando a lidiar con los estragos del desastre, según informaron medios locales.

La cantidad de apoyo que las comunidades en la región del ‘Hill Country’ en Texas han recibido ha “sobrecogido” a los habitantes, según cuenta a EFE Gavin Huckleberg, voluntario en la ciudad de Kerrville.

En los últimos dos días, la parroquia local, a través de Caridades Católicas, ha recibido más de 25.000 dólares y cientos de insumos para atender a los damnificados, relata el joven.

Entre las donaciones se encuentran equipos de limpieza para los hogares impactados, incluyendo herramientas como motosierras y palas, ropa y comida.

“Es abrumadora la cantidad de apoyo que hemos recibido, no solo de gente de aquí sino de todo el estado y otras partes del país”, señala Huckleberg. “La gente realmente se ha unido”.

Además de las donaciones, a la parroquia se han presentado más de 60 personas como voluntarias, incluyendo de otras ciudades como San Antonio o Corpus Christi.

La crecida del Río Guadalupe -que se extiende por 370 kilómetros- en la noche entre el 3 y el 4 de julio arrasó a su paso con casas, autocaravanas, árboles y coches.

El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) explicó que en un periodo de apenas 12 horas el viernes se acumularon más de 30 centímetros de precipitaciones, lo que elevó el caudal del Guadalupe a su segundo nivel más alto registrado, con 9,9 metros de altura.

Jane Tremper, quien trabaja como contadora para una empresa familiar que alquilaba aparcamientos para autocaravanas a las orillas del río, admite que una de las cosas más difíciles ha sido ver cómo de un día para otro el espacio que ella recordaba ya no existía.

“He intentado mantenerme ocupada, poner un pie frente al otro y pensar en lo afortunada que soy de estar viva y de lo que tengo”, afirma a EFE, “pero cuando vuelves y ves esto (la destrucción) piensas: ‘Realmente no estoy bien”.

Tremper pasó la tarde del lunes limpiando lo que antes era su oficina y rescatando los papeles y objetos que la inundación no destruyó: “Es difícil, pero Dios no nos da más de lo que podemos soportar, ¿cierto?”.

Uno de sus compañeros de trabajo, Julian Ryan, de 27 años, falleció la noche del viernes tratando de salvar a su familia, que estaba atrapada en la casa por la inundación.

“Fue un héroe y un ángel. Salvó a sus seres queridos y eso es lo que importa”, agrega Tremper.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el domingo una declaración de emergencia por desastre natural que permitió que se activara la Agencia Federal de Manejo de Desastres (FEMA) en el estado. A su vez, confirmó el lunes que visitará las zonas afectadas este próximo viernes.

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