Ciudad de México, 16 jul (EFE).- La llamada “primavera laboral” —un conjunto de reformas que incluye la reducción de la jornada laboral, vacaciones dignas, licencias extendidas y otras medidas— se convierte, paradójicamente, en el mayor incentivo para la informalidad en México, advirtió la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur)
“Lo que se llama la ‘primavera laboral’, en términos ideológicos es un camino correcto, pero en términos de operación, de resultado, de impacto, lleva al límite a las organizaciones que son particularmente familiares”, advirtió a EFE Octavio de la Torre, presidente de la Concanaco Servytur.
Sobre la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas, De la Torre aseguró que México no está preparado para la más reciente legislación en el debate público.
Datos de la Confederación apuntan que esta medida, que se busca implementar de forma progresiva hacia 2030, podría representar un impacto económico de hasta 65.793 pesos (3.289 dólares) por trabajador al año para una microempresa mexicana, lo que, podría significar “la diferencia entre sobrevivir o cerrar”.
“El informal no tiene repercusión, tiene condiciones distintas… ya la informalidad es un síntoma”, dijo.
Para el líder del sector terciario —que representa a más de 5,2 millones de unidades económicas y significa el 66 % del PIB y el 70 % del empleo formal— lo que hacen estas reformas es castigar a quienes deciden mantenerse dentro del marco legal.
El estudio más reciente de Concanaco, realizado entre 1.200 empresas de todo el país, revela que un 67,2 % no está de acuerdo con la reducción sin disminuir el salario.
Asimismo, 58,85 % prevé dificultades para cubrir turnos o mantener el mismo nivel de servicio, un 71 % cree que va a aumentar los costos y 64 % dice “yo no puedo”.
Desde la perspectiva del líder de Concanaco, el problema no es el fondo de las reformas, sino su aplicación indiscriminada y que las reglas se están escribiendo por parte del Estado sin consultar a quienes sostienen día a día la economía del país: las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes).
El rostro olvidado del empresario mexicano
De la Torre insistió que, aunque estas iniciativas tiene una buena intención ideológica, dejan de lado al empresario real.
Ese, afirmó, es el empresario que representa al México real que abre la cortina cada mañana y sostiene — a veces sin saberlo — la economía y el consumo.
“Está ahí, en las comunidades, abre todos los días, atiende todos los días, aguanta la corrupción, la inseguridad, al informal que se pone en la banqueta, al que vende piratería, genera contrabando, es el que no denuncia, porque también si denuncia, lo matan”, lamentó.
El problema, asegura, es estructural. La carga fiscal y la sobrerregulación asfixian al empresario pequeño y mediano.
“Ser formal es caro. Y mantenerte en la formalidad es más caro”, sentenció.
Y frente a eso, el informal crece sin consecuencias, sin cuotas patronales, sin declaraciones, empujando a los que quieren hacer las cosas bien a cruzar la línea hacia la informalidad.
“¿Qué va a pasar? Me adelanto que con esto va a crecer la informalidad”, advirtió.
Deducción, incentivos, diálogo y gradualidad
Ante este escenario, Concanaco Servytur ha puesto sobre la mesa propuestas concretas, entre ellas, la deducción total de la nómina, así como incentivos fiscales y tecnológicos para formalizar más negocios.
También propuso la creación de un observatorio nacional para seguir la implementación real de las reformas laborales y que la aplicación gradual también sea diferenciada por tamaño, giro y región.
La organización insiste en que se necesita una cruzada por la competitividad, un espacio donde gobierno, empresas y trabajadores se sienten a negociar condiciones reales para un país donde más del 55 % del empleo es informal.