Nueva York, 12 dic (EFE).- La ciudad de Nueva York ha reforzado su sistema de atención a solicitantes de asilo con una red de instalaciones que comenzarán a operar mañana martes ante la incertidumbre por las consecuencias de los inminentes cambios en la política de deportaciones en la frontera entre Estados Unidos y México.
“Estamos planeando a largo plazo todo lo posible. Hay mucha incertidumbre sobre lo que va a pasar a partir de la semana que viene”, dijo hoy el responsable de asuntos de inmigración, Manuel Castro, quien destacó que la ciudad se está centrando en desarrollar “infraestructuras” por si se produce una “oleada” de solicitudes de asilo.
El 21 de diciembre se cumple el plazo que la Justicia de EE.UU. dio al Gobierno de Joe Biden para prepararse para suspender el Título 42, una normativa sanitaria que, con el pretexto de la pandemia de covid-19, ha sido utilizada para expulsar de forma exprés a los migrantes que llegan a la frontera sur.
Fue puesta en pie durante la Administración del republicano Donald Trump (2017-2021) y será reemplazada por el Título 8, que permite a los migrantes solicitar asilo en los puertos de entrada y da la potestad al Gobierno para deportar o imponer sanciones a quienes no cumplan con los requisitos.
30.000 LLEGARON A NUEVA YORK EN UN SOLO AÑO
El principal “centro de navegación de recursos” para los solicitantes que llegan a la Gran Manzana está en la sede de la Cruz Roja Americana, en la zona oeste de Manhattan, que en unos cuatro meses de operación ha atendido a 7.000 personas, según explicaron miembros de la Alcaldía en una visita este lunes.
Ese centro, desplegado en el tercer piso y que habitualmente recibe a los migrantes con cita previa, ocupará a partir de mañana también el cuarto piso y además sumará una decena de centros “satélite” en los cinco distritos neoyorquinos, en los que operarán ocho organizaciones comunitarias contratadas por un total de 2,1 millones de dólares.
El Ayuntamiento estima que unas 30.000 personas han llegado a Nueva York solo este año, muchas de ellas enviadas en autobuses desde el estado sureño de Texas por el gobernador Greg Abbott, un republicano crítico con la política demócrata de fronteras abiertas; del total, unas 20.500 están en el sistema de albergues de la ciudad.
Castro señaló que el Gobierno federal “necesita un plan” para organizar la acogida de los inmigrantes que lleguen por la frontera de “manera humana”, a diferencia de las acciones emprendidas por Abbott, y expresó que “ojalá” la Casa Blanca tenga ese plan listo a “falta de una semana” del cambio legislativo.
“Estamos esperando a ver qué pasa después de que la semana que viene se levante el Título 42”, reiteró el comisionado de inmigración, que mostró a los medios los servicios que se ofrecen en estos centros, como asesoría legal, revisión médica, apoyo emocional y ayuda para familias que tienen hijos en edad escolar.
Los requisitos para poder utilizar los servicios de la decena de centros de “navegación” es haber llegado a partir de enero de 2022 y cruzado la frontera solicitando asilo, aportar la documentación que se les provee para entrar y vivir en la ciudad de Nueva York, explicó el responsable.
Castro recordó que en la ola de este verano se llegaron a recibir de ocho a diez autobuses al día con más de 400 personas, lo que obligó a establecer un sistema de alojamiento de emergencia en albergues y hoteles para cubrir las necesidades más inmediatas, que sigue funcionando pero es diferente al de “navegación de recursos”.
“Esperamos que la gente empieza a abandonar el sistema de albergues y encuentre alojamiento, por ejemplo, en apartamentos compartidos en barrios de inmigrantes, y por eso estamos avanzando hacia este modelo de sitios satélite” e ir ampliando la capacidad para ofrecerles servicios legales, agregó.
Castro señaló que los asilos no fueron pensados para los solicitantes de asilo, pero los utilizan porque al llegar no tienen a nadie, y por ello se está incidiendo mucho en la formación, sobre todo en el sector de la construcción, para que esos solicitantes puedan salir adelante y labrarse un futuro mientras procesan sus peticiones de asilo.