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Nervios, dudas y emoción: Un viaje de la cárcel al país de la libertad

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Washington, 9 feb (EFE).- De despertar un miércoles en una cárcel de la que se cuentan historias de terror a dormir en un avión con dirección “al país de la libertad”. Así han sido las últimas 12 horas de los nicaragüenses Félix Madariaga y Juan Sebastián Chamorro, su viaje a Estados Unidos desde el horror de El Chipote.

Personas sostienen banderas nicaragüenses a la espera de la llegada de los presos políticos expulsados de ese país, hoy en el aeropuerto de Dulles, Virginia (EE. UU). Los presos políticos nicaragüenses expulsados de su país tras haber sido excarcelados llegaron este jueves al aeropuerto de Dulles (Virginia, EE.UU.), en las afueras de Washington, según confirmó en rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price. EFE/Octavio Guzmán

Quienes fueran una vez aspirantes a la Presidencia de Nicaragua, presos por el Gobierno de Daniel Ortega, son parte del grupo de 222 reos políticos enviados a EE.UU., expulsados unilateralmente y despojados de su nacionalidad.

Unas horas después de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Dulles, cercano a Washington, atendieron a la prensa a las puertas del hotel al que los trasladaron, donde algunos de ellos tienen planeado pernoctar, y contaron cómo supieron que eran libres.

En la noche del miércoles, cuando estaban en la celda, los fueron a buscar y les dieron su ropa. “Nos montaron en unos buses y no sabíamos a dónde íbamos”, comenta Chamorro.

Iban en dirección a la cárcel Modelo, pensaban, ya que está muy cerca del aeropuerto, pero una curva lo cambió todo.

“Pensábamos que íbamos a La Modelo pero en ese momento los tres buses que transportaban a los presos que veníamos de El Chipote –la cárcel oficialmente conocida como la Dirección de Auxilio Judicial- doblaron hacia la derecha y ahí nos dimos cuenta de que íbamos a salir volando, aunque no sabíamos a dónde”, explica.

No lo supieron hasta que estuvieron en las puertas del avión, cuando antes de subirse les pidieron firmar un escueto documento, “un par de líneas” en las que confirmaban que aceptaban voluntariamente dejar Nicaragua y viajar a Washington, “al país de la libertad”, cita Chamorro, quien recuerda que a bordo del avión cantaron varias veces, emocionados, el himno nicaragüense.

La jornada ha estado llena de nervios y de escasa información para sus familias, muchas de las cuales viven en Estados Unidos y hoy han intentado llegar por todos los modos al aeropuerto o al hotel.

La activista Berta Valle ha volado desde Miami en cuanto ha recibido “una llamada de alguien del Departamento de Estado”, contaba emocionada a los medios, de la mano de su hija, Alejandra, minutos después de reencontrarse con su marido, Félix Maradiaga.

“Estamos agradecidos porque la lucha que fue tan difícil mereció la pena”, contaba emocionada a los medios mientras él recordaba que la última vez que vio a la niña tenía poco menos de seis años y hoy ya tiene nueve.

Salvo esa llamada que han recibido algunos de los familiares ha sido muy poca la información que ha circulado a lo largo del día sobre quiénes eran los presos excarcelados, cuándo y a dónde llegaban.

Desde primera hora de la mañana ha estado Ariana Gutiérrez en el aeropuerto, al que llegó con la esperanza de que su madre, que llevaba desde noviembre de 2021 en prisión, viajara en el vuelo.

La joven se emocionaba minutos después al comprobar que la defensora de derechos humanos Evelyn Pinto figuraba en la lista de viajeros que se ha hecho pública esta mañana.

Tras horas en el aeropuerto, acompañada de otros familiares, de nicaragüenses en el exilio y de otros compatriotas que se acercaron a recibirlos, un funcionario estadounidense informaba de que por respeto a los excarcelados no iban a aparecer allí, ante la prensa, sino que iban a ser trasladados a un hotel próximo.

A Alexa Zamora le faltó poco para no acabar en una cárcel en Nicaragua en el pasado. Como miembro de la Unidad Nacional Azul y Blanco, estaba en las listas de personas señaladas por el régimen, como lo estaban varios de sus compañeros, que sí fueron apresados.

Por eso hoy, al enterarse de la noticia, no dudó en salir corriendo hacia el aeropuerto a recibirlos: “Yo estaba en la lista de personas para ser encarceladas. Dejé el país al mismo tiempo en que a ellos les estaban apresando y es una de las razones por las que no soy yo una de las que están en ese vuelo”, expresó emocionada esta joven exiliada en Estados Unidos desde 2021.

Con el hotel fuertemente custodiado por agentes de seguridad, fueron pocos los liberados que se acercaron a la prensa a narrar lo sucedido. Salió a saludar, sobre una silla de ruedas, el excanciller Francisco Xavier Aguirre, haciendo el signo de la victoria.

Ninguno de los presos desterrados supieron al subir al avión que minutos después la Asamblea Nacional de Nicaragua (Parlamento) iba a aprobar una reforma a la Constitución Política que establece que aquel ciudadano que sea sentenciado por delitos considerados “traición a la patria” perderá la calidad de nacional nicaragüense.

Si el artículo constitucional reformado, el 21, es aprobado en una segunda legislatura entrará en vigor y los ya expresos serán oficialmente apátridas.

Sin embargo, Maradiaga y Chamorro lo tienen claro: “la nicaragüidad se lleva yo creo que hasta espiritualmente (…) yo seré nicaragüense hasta el día que me muera, y voy a seguir amando a Nicaragua no solo como la nación en la que nací, sino como la tierra que deseo ver en democracia”, apuntaba Maradiaga.

Ninguno de los dos quiso hablar de lo pasado en El Chipote, donde estaban totalmente incomunicados. No lo han querido contar por consejo de sus abogados y también por empezar a mirar hacia adelante y pasar página al episodio más oscuro de sus vidas.

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