Nueva York, 2 jun (EFE).- Miles de personas participaron este domingo en el Desfile de Israel que cada año se celebra en la Quinta Avenida de Nueva York, y a los que se unió este año el ministro de Exteriores del país hebreo, Israel Katz, que se desplazó expresamente para la ocasión.
La marcha transcurrió de forma pacífica durante cerca de cuatro horas, pese a que la policía neoyorquina la consideraba este año de alto riesgo ante el aumento de tensión en la ciudad los pasados meses, traducida en cientos de protestas propalestinas y en menor media proisraelíes.
Para ello, la policía cortó el tráfico no solo de la Quinta Avenida en su tramo central (de la calle 40 a la 74), sino también en la paralela Avenida Madison, con un despliegue de miles de agentes -con drones y detectores de metales-, que cercaron todo el recorrido con una doble barrera de vallas metálicas por ambos lados, habilitando solo unos pocos puntos de entrada y salida.
Los manifestantes, entre los que había una gran cantidad de niños y adolescentes -vestidos con sus camisetas de sus escuelas, yeshivas o fundaciones judías- portaban en muchos casos banderas de Israel junto a la estadounidense.
Gritaron principalmente dos lemas: “Bring them home” (Traedlos a casa, en alusión a los rehenes en manos de Hamás) y “Am Israel Hai” (El pueblo de Israel vive), pero se abstuvieron de otros lemas más políticos.
Pese a los temores de la Alcaldía, no hubo ningún incidente con contramanifestantes, como se temía a tenor de las más de 1.000 protestas registradas en Nueva York contra la guerra en Gaza, de signo propalestino, en los pasados ocho meses.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, que desde el principio de la guerra en Gaza ha multiplicado los mensajes pro Israel, estuvo presente en la marcha y se fotografió junto al ministro Katz, y desde allí escribió en su cuenta de X: “Siempre defenderé a nuestros hermanos y hermanas de Israel, (quiero) mostrar al mundo que el odio no tiene lugar en nuestra ciudad”.
Pudieron verse a numerosos judíos llegados desde la vecina Nueva Jersey, que se unieron a los de Nueva York, ciudad que tiene la fama de ser la segunda del mundo en población judía tras Tel Aviv.