México, 11 jun (EFE).- Obsesionados como son con las fechas, sobre todo si se trata de las de celebraciones, los mexicanos encendieron hoy el reloj de cuenta regresiva rumbo a la Copa Mundial de fútbol 2026 que organizarán por tercera vez a partir del próximo 11 de junio.

Dentro de un año el Estadio Azteca será sede de la inauguración del Mundial con un partido entre México y un equipo que se decidirá en el sorteo de diciembre próximo, con lo cual el país se convertirá el primero como sede de tres Copas del Mundo.

Convertido en un centro de peregrinación del fútbol mundial, por haber sido la casa donde se hicieron campeones los dos mejores jugadores del siglo XX, Pelé en 1970 y Diego Armando Maradona, en 1986; el Azteca recibirá cinco encuentros del Mundial, a los que se sumarán cuatro en Guadalajara y otros cuatro en Monterrey.
En un momento en el que la violencia contra los migrantes ha puesto en jaque al Gobierno de Estados Unidos, sede principal del Mundial; el de México, sin oposición, ha confirmado el Mundial como una prioridad y ha pregonado que reducirá la delincuencia para ver la pelota rodar en paz.
A un año de la fiesta los preparativos avanzan a velocidad de crucero en los tres escenarios mexicanos.
El Azteca, con una inversión que se acerca a los 100 millones de dólares, recibirá una transformación radical. Eso le permitirá llegar rejuvenecido a sus 60 años el próximo 29 de mayo; y 13 días después ser la sede de la Apertura del Mundial.
Como un viejo que se adapta a la tecnología, al llegar a la tercera edad, el Azteca presumirá una cancha sofisticada, internet de alta velocidad, amplias vías de acceso y confortables vestuarios para los jugadores, todo sin quitar la esencia del estadio.
El Estadio de las Chivas de Guadalajara fue inaugurado en el 2010. Desde entonces ha envejecido poco y el dinero invertido para mejorarlo rumbo al Mundial es mucho menos que el del Azteca, unos 12 millones de dólares.
Hace 55 años el mítico Pelé fue el héroe del Mundial de 1970 luego de brillar en Guadalajara, donde lideró a Brasil hasta la semifinal, después de lo cual el equipo jugó la final en el Azteca. En honor al rey, los tapatíos erigirán una estatua del goleador, que recibirá a los visitantes.
A propuesta de la FIFA, el estadio tendrá el pasto Bermuda North Bridge, una variedad híbrida desarrollada por la Universidad de Oklahoma, recomendado para climas cálidos, como el de Guadalajara.
Inaugurado en el 2015 el estadio de Monterrey necesitará pocos retoques y los organizadores de la justa en la ciudad del norte del país han insistido en que las inversiones se realicen con luz larga, con la idea de dejar un legado y los 51 municipios del estado de Nuevo León reciban beneficios del Mundial.
“Hay una grandísima oportunidad para muchas personas que decidan no ir a Estados Unidos. En México tendrán su casa durante el Mundial y habrá momentos para ver un partido en la capital, otro en Guadalajara o Monterrey, y luego tomar vacaciones en Los Cabos, Cancún o San Luis Potosí”, dijo el Secretario de la Federación Mexicana de fútbol, Iñigo Riestra, al hablar del lado turístico de la fiesta.
Estimular el turismo es prioritario en las tres sedes cuyos jerarcas han trabajado unidos y desde ya promueven los encantos naturales de un país con climas diversos, volcanes, playas, lagunas y opciones para todo tipo de visitantes.
Un año antes del Mundial los gobiernos estatales trabajan en la seguridad y garantizan que los equipos tendrán asegurada la tranquilidad.
Que la selección mexicana avance a cuartos de finales como en 1970 y 1986 es un sueño caro que se cumplirá si el equipo lo hace todo perfecto. Más accesible es la meta de convertir el Mundial en una fiesta deportiva y humana, en lo cual los mexicanos tienen maestrías y doctorados.
Este miércoles la gente de México encendió su reloj de cuenta descendente con el día 365 como punto de partida.
“El tiempo vuela”, ha repetido alguno esta mañana en las redes sociales y parece expresar el sentimiento de millones en el país que ya asumen la fiesta como si fuera a empezar mañana.