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Médico militar y su esposa, acusados en EEUU por tramar pasar datos a Rusia

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Washington, 29 sep (EFE).- Un médico del Ejército de EE.UU. y su esposa han sido imputados por supuestamente haber tramado proporcionar a Moscú los registros sanitarios de miembros del Gobierno y de las Fuerzas Armadas estadounidenses, según el escrito de acusación hecho público este jueves.

La pareja fue arrestada hoy y ha sido acusada ante la corte federal del Distrito de Maryland (EE.UU.).

De acuerdo con escritos judiciales, el médico de las Fuerzas Armadas, el mayor Jamie Lee Henry, y su esposa, la anestesista Anna Gabrielian, supuestamente proporcionaron información sobre la salud de individuos, algo que está protegido bajo la ley federal, a una agente del FBI que se hizo pasar por empleada del Gobierno ruso.

La acusación se refiere a Henry como hombre, aunque en 2015 se dio a conocer como el primer oficial del Ejército estadounidense abiertamente transgénero, en su caso como mujer trans: una portavoz de la Fiscalía de EE.UU. en Baltimore (Maryland), Marcia Murphy, aclaró que durante las interacciones que el acusado mantuvo con la agente encubierta del FBI se refirió a sí mismo como varón.

Dicha agente se reunió en agosto pasado con Gabrielian, que de acuerdo con el canal ABC News trabajaba para la prestigiosa institución Johns Hopkins, en un hotel de Baltimore y le dijo que quería ayudar “motivada por su patriotismo hacia Rusia”.

De hecho, la anestesista afirmó que había intentado comunicarse con la embajada de Rusia en EE.UU. por teléfono y correo electrónico para ofrecerse junto a su marido para colaborar.

Además, aseguró a la agente que su esposo podía pasar datos sobre cómo las fuerzas estadounidenses crean hospitales en los conflictos y acerca del entrenamiento militar que EE.UU. proporciona a Ucrania.

Por su parte, Henry, que contaba con una acreditación de seguridad intermedia, lo que le daba acceso a información privilegiada pero peligrosa si caía en las manos equivocadas, mantuvo un encuentro por separado con la agente, a la que le reconoció que había sopesado unirse como voluntario a las Fuerzas Armadas rusas tras el inicio de la guerra en Ucrania.

Tanto Gabrielian como Henry indicaron a la agente del FBI que podrían suministrarle información médica de miembros de las fuerzas armadas de EE.UU. y de sus familias en Fort Bragg, donde él estaba destinado como internista, así como de la institución médica donde la mujer trabajaba en Baltimore.

De hecho, el mayor entregó a la agente encubierta los registros sanitarios de un oficial del Ejército estadounidense, de un empleado del Departamento de Defensa y de las esposas de tres veteranos.

Gabrielan llegó a hacer planes para huir a Turquía con su marido e hijos en caso de que sus acciones o las de su esposo quedaran al descubierto.

“No quiero acabar en la cárcel aquí con mis hijos siendo rehenes sobre mi cabeza”, indicó la anestesista a la agente.

Con esta imputación los acusados afrontan una pena máxima de cinco años de cárcel por el cargo de conspiración y un máximo de diez años por haber desvelado información médica de individuos.

Desde la institución Johns Hopkins, un portavoz indicó que estaban “impactados” por esas noticias y avanzaron su intención de cooperar “plenamente” con los investigadores.

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