Nueva York, 23 may (EFE).- Más de 122.000 reclusos en prisiones locales, estatales y federales de Estados Unidos estuvieron en confinamiento solitario durante 22 horas o más en un día determinado de 2019, lo que equivale al 6,19 % de la población total, según un informe publicado este martes por las organizaciones Solitary Watch y Unlock the Box Campaign.
El informe, llamado “Calcular la tortura”, hace el primer recuento exhaustivo sobre confinamiento en solitario con los datos más recientes de la Oficina de Estadísticas de Justicia del Gobierno federal, los sistemas penitenciarios de California y Virginia y una encuesta enviada a las cárceles por el Instituto Vera, una ONG que lucha contra el encarcelamiento masivo.
Indica que en 2019 había 2,03 millones de personas en las cárceles del país, y recuerda que el confinamiento en solitario es un castigo que se impone de forma desproporcionada a negros, latinos, nativos americanos y otra gente de color, y que sigue siendo una práctica común y generalizada.
Por estados, Florida es el que más presos confinados en solitario tenía en el momento analizado, casi 11.000 con una población carcelaria de cerca de 85.000, seguido por Texas, con unos 5.500 confinados entre sus casi 137.000 presos que suponían la mayor población carcelaria del país.
El informe no incluye a los inmigrantes en centros de detención, donde “encierran a las personas en aislamiento casi 9.000 veces al año”, ni los centros para menores, ni tampoco otras formas informales o transitorias del confinamiento.
“El uso generalizado del confinamiento solitario es una crisis humanitaria. Como ha confirmado Naciones Unidas, es una tortura que tiene lugar en suelo estadounidense” y pese a ello “ni siquiera hemos tenido un recuento completo de cuántas personas están en aislamiento”, dijo en un comunicado Jean Casella, director de Solitary Watch.
Mientras, Jessica Sandoval, directora de la campaña Unlock the Box, recordó que hay evidencia que demuestra que el confinamiento solitario causa daños psicológicos, neurológicos y físicos duraderos, aumenta dramáticamente las tasas de suicidio y no logra reducir la violencia carcelaria.
Un reciente informe de la Asociación Correccional de Nueva York reveló que las prisiones estatales continúan imponiendo el aislamiento prolongado a su población a pesar de que hace un año entró en vigor la Ley de Confinamiento Solitario (HALT) que prohíbe ese castigo,.
Tras conocerse el informe, un grupo de políticos encabezados por el defensor del pueblo de Nueva York, Jumaane Williams, pidieron al Concejo para que se apruebe el proyecto que pondría fin al confinamiento excepto para un máximo de cuatro horas por una emergencia tras un incidente, y que busque otras alternativas de separación mejores para la seguridad, la salud y el bienestar.