Nueva York, 11 dic (EFE).- El muralista y mosaiquista Manny Vega acaba de inaugurar en Nueva York su primera exposición individual -“Bembé bizantino: Nueva York por Manny Vega”- en el Museo de la Ciudad, todo un recorrido a través de las historias de la ciudad donde nació y que han inspirado su trabajo, llenas de vibrantes colores y donde su vínculo espiritual con Brasil están presentes.
La exposición, la última de las celebraciones por el centenario del Museo y que se podrá visitar hasta diciembre del 2024, se divide en tres temas que están entrelazados y son los más recurrentes de su trabajo: Música, Figuras y Justicia, según dijo a EFE Monxo López, curador de Historias Comunitarias del Museo y organizador de la exposición.
Vega, de 67 años, es hijo de puertorriqueños y tiene varias obras suyas en numerosos espacios entre ellos estaciones del metro y calles de la ciudad, centros culturales y fachadas de negocios en el Harlem latino donde tuvo su taller.
Su obra es extensa y abarca numerosos temas, por lo que a López le tomó un año organizar esta exposición.
La muestra habla del diverso tapiz de Nueva York, que conoció viviendo en los proyectos públicos de la ciudad: de la diáspora puertorriqueña y la migración de otros latinos, o africanos, experiencia de la que se nutrió desde niño, como señaló el artista a EFE.
“Nuestro pueblo viene de Puerto Rico, de Santo Domingo, de Haití…, vinimos aquí, nacimos aquí, somos la semilla del presente y futuro de este país, que es bien mestizo y la riqueza viene de ese mestizaje, eso es lo que me fascina”, afirma el artista, que ha expresado esas experiencias en dibujos, pinturas, murales y mosaicos.
“Eso es América, la América que me interesa”, insistió el artista -que es también ilustrador, diseñador de escenografía y vestuario- quien estudió en la High School of Art and Design y fue parte del popular colectivo de artistas Taller Boricua, donde estudió hasta 1986.
Allí también fue alumno del grabador de Harlem Robert Blackburn en su Taller de Grabado, de 1980 a 1990.
El arte como juguete
Vega, de 67 años, asegura que no hace arte “porque me interese la fama o quiera reconocimiento. Hago arte porque soy un niño y esos son mis juguetes. Me mantengo en un estado de constante fascinación con lo que me inspira y voy compartiendo; esa reacción de la audiencia es la cosa más profunda que existe”, destaca el artista.
Por su parte, el curador destaca que “la visión de mundo de Vega, arraigada en una comprensión peculiar de la experiencia de la diáspora, es un viaje intenso, rítmico, apasionadamente espiritual y, a la vez, sumamente comprensible”.
En la sección Música -esencial en la vida de Vega y con la que creció- hay mosaicos dedicados al fenecido Tito Puente, “el rey del timbal” y de portadas de cuatro de sus LP, dibujos a tinta y pluma de los músicos cubanos, el percusionista Chano Pozo y del cantante e intérprete del tres, Arsenio Rodríguez y del conjunto neoyorquino de los Pleneros de la 21.
En Justicia, sobre su vida espiritual en que practica el Candomblé (religión afrobrasileña), hay una pared pintada en rojo intenso con diversos trabajos en mosaico de las diversas manifestaciones de Changó.
Vega vivió seis años en Brasil, donde conoció a la líder espiritual Mae Menininha (1894-1986), que por 64 años dirigió uno de los templos de Candomblé y cambió su vida. Según Vega dijo a EFE hay “un antes y después” en su vida tras ese viaje.
En la sección de Figuras hay dibujos, en su mayoría en tinta, de boxeadores, de Loremil Machado, quien ayudó a introducir a Nueva York el arte marcial y danza del capoeira así como de una botánica.
El Museo de la Ciudad, en la Quinta Avenida, entre las calles 103 y 104, está rodeado por El Barrio latino, por lo que la exposición de Vega con sus historias une a esta institución con sus vecinos de Harlem, comentó además López.