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Malformaciones o mayor muerte materna: Las secuelas del coto al aborto en EE.UU.

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Washington, 22 jun (EFE).- El aumento de la mortalidad materna y neonatal, el nacimiento de más niños con problemas de salud o la falta de sanitarios que se dediquen a la obstetricia son algunas de las consecuencias a medio y largo plazo que traerán las restricciones al aborto impuestas durante el último año en Estados Unidos.

Un año después del fin de la protección del aborto a nivel federal, después de que el 24 de junio de 2022 el Tribunal Supremo del país tumbara la sentencia “Roe contra Wade”, todavía no hay datos oficiales, pero expertos y diferentes estudios alertan de lo que se está viendo y de lo que vendrá.

“Sin duda habrá más embarazos de alto riesgo porque muchas personas interrumpen su embarazo, porque hay algún tipo de complicación para el feto y al no poder abortar es probable que veamos partos de bebés que tienen necesidades especiales”, cuenta a EFE la portavoz del American College of Obstetricians and Gynecologists, Kristyn Brandi.

Todavía es pronto para tener datos que muestren una radiografía clara, pero muchos médicos ya están alertando de lo que está sucediendo en lugares como Texas, donde las prohibiciones llegaron mucho antes de que la sentencia Dobbs, que acabó con Roe contra Wade, dejara en manos de los estados la salud reproductiva de las mujeres.

En 2021 el gobernador republicano Greg Abbott firmó una ley que prohíbe cualquier tipo de aborto (salvo cuando hay riesgo para la vida de la madre) después de que se detecte el latido del feto, algo que suele producirse a las seis semanas, cuando muchas mujeres no saben que están embarazadas.

Un estudio publicado por la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology hecho en dos hospitales de Texas, el Hospital Universitario William P. Clements Jr. y el Hospital Parkland de Texas, alerta de una consecuencia muy probable: el aumento de la morbilidad materna y de los problemas de salud que resultan de estar embarazada y dar a luz.

Un equipo de médicos analizó los casos de 28 pacientes que sufrieron complicaciones antes de la semana 22 de embarazo, la mayoría por rotura prematura de membranas.

Antes de las restricciones al aborto, a las mujeres que sufren este padecimiento -que siempre desemboca en la pérdida del feto- se les ofrecía abortar, pero ahora, si existe latido en el feto, no pueden hacerlo en algunos estados hasta que su vida está en riesgo.

El estudio demuestra que el 57 % de las pacientes tuvieron complicaciones graves, mientras que el dato fue del 33 % en circunstancias clínicas similares reportadas en estados sin legislación restrictiva.

En un informe elaborado con testimonios de médicos, la organización Advancing New Standards in Reproductive Health documenta los daños que están sufriendo las mujeres y señala que en Texas, tras la prohibición de 2021, se duplicó la tasa de morbilidad en mujeres que sufrieron una rotura prematura de membranas.

También es preocupante la situación de las mujeres que sufren embarazos ectópicos (fuera del útero), cuya recomendación siempre es el aborto urgente por las complicaciones graves y el riesgo de muerte materna.

Ante la situación en algunos estados restrictivos, muchas mujeres ven retrasado su procedimiento, lo que aumenta exponencialmente los riesgos para su salud.

La organización afirma también que va a haber “efectos a más largo plazo” por la demora y la negación de atención como son la pérdida de la fertilidad y el dolor pélvico crónico debido a una infección o a una cirugía, así como efectos en la salud mental.

Consciente de los problemas de salud para las mujeres que traerán estas normas, el Gender Equity Policy Institute presentó en enero un informe en el que analiza, con cifras anteriores al del fin de la sentencia del Supremo, aspectos como los embarazos adolescentes, la mortalidad materna y la mortalidad neonatal.

El estudio divide al país entre los estados que apoyan el aborto y los que tienen restricciones o prohibiciones. En estos últimos, un total de 29, viven el 59 % de las mujeres y niñas del país.

Ya antes de Dobbs había fuertes diferencias. Así, las madres que se encuentran en un estado que ha prohibido o restringido el aborto tienen el triple de probabilidades de morir durante el embarazo, en el parto y el postparto.

En cuanto a la mortalidad infantil, los bebes que nacen en estados restrictivos tienen un 30 % más de probabilidades de morir en su primer mes de vida, mientras que la natalidad adolescente es el doble en los estados restrictivos.

Estas diferencias, señala el estudio, podrían incrementarse considerablemente tras las nuevas normativas.

En opinión de la doctora Amna Dermish, ginecóloga obstetra de Planned Parenthood, el mayor proveedor de servicios reproductivos del país, otra cosa que preocupa a medio plazo es “poder atraer médicos y proveedores de atención médica de calidad a los estados con restricciones al aborto”.

“Los estudiantes no quieren venir aquí para capacitarse en obstetricia y ginecología”, explica, y “creo que vamos a ver una especie de fuga de cerebros en Texas y en otros estados”.

Una opinión compartida por la doctora Brandi, quien cree que en los próximos “cinco o diez años” va notarse mucho el déficit de médicos.

“Ya estamos en una crisis de salud materna en nuestro país y solo la estamos empeorando al agregar más prohibiciones al aborto”, afirma.

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