Tapachula (México), 7 abr (EFE).- Maestros en la frontera sur de México crearon un programa para dar clases a los niños migrantes varados en la región tras un aumento interanual de más del 70 % en la migración irregular de menores de edad, quienes pierden meses o años de educación por su travesía hacia Norteamérica.
En Tapachula, la mayor ciudad mexicana en el límite con Centroamérica, tres maestros brindan educación preescolar, primaria y secundaria mediante el Programa de Educación Migrante del estado de Chiapas (Pemch).
Esto se replica en los principales municipios del estado de Chiapas, como San Cristóbal de Las Casas, la capital Tuxtla Gutiérrez, Palenque, Comitán y otras localidades fronterizas, donde hay unos 1.345 alumnos migrantes y totalizan 35 docentes en fincas y albergues.
El profesor Pablo Arriaga Velázquez, del programa de educación migrante en Tapachula, expuso a EFE que este proyecto surge por la presencia de tantos menores de edad migrantes porque, en ocasiones, en las escuelas regulares se complica su ingreso.
“Estamos recibiendo a todas las nacionalidades, tenemos alumnos de Cuba, Haití, Honduras, de El Salvador, de Guatemala, de Brasil y de Venezuela, tenemos muchos alumnos”, detalló en una entrevista.
En el nivel medio superior, bachilleratos o preparatorias, hay 238 migrantes de Honduras, África, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, que acuden a escuelas particulares, telebachilleratos estatales y preparatorias estatales.
Más niñez migrante

Este programa surge tras una subida interanual del 70,6 % en la migración irregular de personas de 0 a 17 años, detectada por el Gobierno de México de enero a agosto de 2024, con un total de 108.444 menores de edad, según la Unidad de Política Migratoria.
El incremento de la migración infantil y adolescente ha sido del 514 % desde 2018, según reportó en enero la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) al citar datos de la Unidad de Política Migratoria del Gobierno federal.
En este contexto, migrantes como María, de El Salvador, agradecen la iniciativa de los maestros mexicanos para evitar que sus hijos se atrasen en los estudios.
“Bastante (agradecida) porque somos migrantes y a los niños les ayuda mucho, y las escuelas (regulares) ya terminaron, hasta donde nos han dicho, su ciclo escolar (de inscripciones) y tenemos que ponerlos a estudiar, no podemos dejar que pierdan el ciclo escolar”, manifestó la mujer a EFE.
La centroamericana es una de las afectadas por las nuevas restricciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha anunciado deportaciones masivas, el “cierre” de la frontera y el fin de la aplicación ‘CBP One’ de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB) que permitía pedir asilo desde el sur de México.
“Nosotros íbamos a Estados Unidos, pero nos quedamos porque se acabó la 'CBP One', la idea era entrar lo más legalmente posible, nosotros hemos tramitado nuestros papeles migratorios y a la espera de que salgan”, relató.
Sentirse como “en casa”

Denisse Lugardo Escobar, directora de Relaciones Internacionales y Desarrollo Transfronterizo de Tapachula, destacó que desde su oficina vinculan a niños y jóvenes del nivel básico entre 8 y 10 años de edad para que accedan al derecho a la educación, y “hay escuelas federales que están brindando ese apoyo”.
Ángeles Francois, migrante de Haití que trabaja en Tapachula, ha enviado a su hija a la escuela primaria federal 29 para ofrecerle un futuro mejor en México, según afirmó a EFE.
“Antes de venir a acá (Tapachula), tenía una amiga que vivía en México, me dijo que es un país normal, donde no hay tanto racismo, como hay en otros países”, comentó.
“Me siento como en mi casa, me tratan bien en el trabajo donde estoy, me hablan bien, son como hermanos para mí”, agregó.