Glendale (EE.UU.), 21 sep (EFE).- Las exequias en memoria del activista ultraconservador Charlie Kirk, recientemente asesinado, arrancaron este domingo en el Estadio State Farm de Arizona con la presencia de decenas de miles de seguidores y la pompa y la envergadura propias de un gran funeral de Estado.

El evento celebrado en el recinto deportivo, que registró el lleno absoluto con 73.000 asistentes, arrancó con cánticos evangélicos y después un conjunto de gaiteros que interpretó la melodía de ‘Gracia divina’ frente a un gran retrato de Kirk montado sobre un enorme escenario.

Tomaron a continuación el proscenio Rob McCoy, un pastor de California muy cercano a Kirk que inició el servicio para dar paso al himno nacional y después a otros oradores, como el presidente de la universidad de Michigan donde Kirk estudió o miembros de su organización, Turning Point.
Las alabanzas que hicieron del activista fueron recibidas con grandes ovaciones desde las gradas por aquellos que han querido asistir a un evento que se prevé que dure varias horas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, será el orador estrella de una ceremonia en la que está previsto que hablen también el vicepresidente JD Vance, o Erika Kirk, viuda de Kirk y nueva directora ejecutiva de Turning Point.
También se espera que brinden discursos el secretario de Estado, Marco Rubio, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, o el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, conocido por sus posiciones ultraconservadoras y junto con Vance probablemente el más cercano a Kirk de entre los miembros del Gabinete.
Incluso Susie Wiles, la influyente jefa de Gabinete de Trump que por lo general evita pronunciarse en público, tendría previsto dedicarle a Kirk un panegírico.
Kirk, de 31 años y convertido ahora en gran mártir del ultraconservadurismo nacionalista estadounidense, fue asesinado el 10 de septiembre tras recibir un disparo mientras participaba, en la Universidad Utah Valley, en uno de sus tradicionales debates con estudiantes.
Fundador de Turning Point a los 18 años, se consolidó como una de las figuras más visibles del conservadurismo estadounidense.
Desde esa plataforma promovió entre los estudiantes principios como la libertad individual, el libre mercado y un gobierno limitado, además de defender valores cristianos extremos —incluido el creacionismo— y posturas asociadas al nacionalismo blanco, como la teoría del “gran reemplazo”.