Washington, 25 mar (EFE).- La crisis que vive Boeing, el segundo mayor fabricante de aviones comerciales del mundo, continuó este lunes con el anuncio del director general, Dave Calhoun, de que abandonará su puesto a finales de año.
Calhoun hizo el anuncio en un comunicado que inició recordando el incidente más grave que ha sufrido la compañía en los últimos meses, el desprendimiento en pleno vuelo un panel que cubría el espacio para una puerta de emergencia de un Boeing 737 Max-9 de la aerolínea Alaska Airlines.
Pero la compañía ya encadena un lustro de infortunios que comenzaron cuando dos 737 Max-8 se estrellaron en similares circunstancias en octubre de 2018 y marzo de 2019, provocando la muerte de 346 personas.
2018, el inicio de la crisis
La crisis que vive Boeing, el segundo mayor fabricante de aviones comerciales tras la europea Airbus, se inició el 29 de octubre de 2018 cuando vuelo 610 de la indonesia Lion Air se estrelló en el mar de Java poco después de despegar provocando la muerte a sus 189 ocupantes.
El 10 de marzo de 2019, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines sufrió un accidente en circunstancias similares en el que fallecieron las 157 personas que viajaban en el avión.
Estos dos accidentes provocaron que decenas de países en todo el mundo prohibiesen los vuelos de la familia de aviones 737.
Las investigaciones revelaron que la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos (FAA en inglés) había adoptado medidas favorables al fabricante en el proceso de certificación del Boeing 737 Max-8.
Boeing también ignoró las advertencias de sus propios empleados sobre el sistema de vuelo del avión y ocultó información a FAA. El fabricante aceptó pagar una multa de 2.500 millones de dólares para evitar ser imputado por fraude.
En enero de 2020, en plena crisis reputacional, el entonces presidente del consejo de administración de Boeing, David Calhoun, asumió el cargo de consejero delegado y presidente de la compañía en sustitución de Dennis Muilenburg.
En noviembre de 2020, la FAA volvió a autorizar los vuelos de los aviones 737 Max.
El vuelo de Alaska Airlines
Tras algo más de tres años sin grandes incidentes, a principios de enero de 2024, un panel que cubría el espacio para una puerta de emergencia de un Boeing 737 Max-9 de la aerolínea Alaska Airlines se desprendió poco después del despegue del avión.
El incidente, que no provocó heridos, inició una serie de nuevas investigaciones en las operaciones de Boeing.
FAA descubrió docenas de problemas de control de calidad tanto en Boeing como en su proveedor Spirit AeroSystems mientras que otro informe del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSA en inglés) reveló que el panel que se desprendió del avión de Alaska Airlines no fue instalado de forma correcta y no contaba con cuatro tornillos de fijación.
El incidente de Alaska Airlines fue sólo el inicio de un periodo especialmente negativo para la compañía ya que en marzo de este año, el número de incidentes de aviones de Boeing se multiplicaron.
Primero, un Boeing 777-200 perdió una rueda cuando despegaba del aeropuerto de San Francisco, causando graves daños a varios vehículos aparcados cerca de la pista de aterrizaje.
Después, unas 50 personas que viajaban en un 787 Dreamliner de la compañía Latam de Sídney a Auckland resultaron heridas cuando un “fallo técnico” hizo que el aparato se precipitara de forma repentina en el aire.
Y un Boeing 777 con 249 personas tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Los Ángeles después del reventón de uno de los neumáticos de su tren de aterrizaje.
Además, el 12 de marzo, John Barnett, un antiguo empleado de Boeing que había denunciado públicamente las deficiencias en el proceso de producción de la compañía, se suicidó en Carolina del Sur.