Washington, 1 nov (EFE).- El debate sobre el control de las armas de fuego en Estados Unidos siempre se intensifica después de una masacre, como ocurrió tras la de Uvalde (Texas) en mayo pasado. Pero a una semana de las elecciones de medio mandato, muy pocos hablan del tema en campaña. Ahora no toca.
Sorprende que ocurra en el año de la mayor matanza en una escuela en una década -19 niños y dos profesoras asesinados-, aunque no sorprende en un país donde la posesión de armas es un derecho constitucional y en el que ha habido desde enero 16.921 homicidios y 20.064 suicidios con arma de fuego, según The Gun Violence Archive.
Las encuestas son claras: Sólo un 1% de los votantes cita la violencia con ese tipo de armamento como un problema en este momento, de acuerdo a los sondeos de The New York Times o Gallup.
“PIENSAN EN ELLO CUANDO PASA”
¿Es que la sociedad estadounidense únicamente reacciona cuando se produce una masacre?
“Es exactamente así. Piensan en ello cuando pasa. Pero después, ya sabes, (el suceso) sale del ciclo de noticias (…) . Y yo les digo una y otra vez, nunca crees que te va a pasar, hasta que ocurre, hasta que le ocurre a alguien a quien quieres”.
Lo apunta a EFE Andy Parker. Su hija, Alison Parker, reportera en Roanoke (Virginia) fue asesinada en directo en televisión junto al cámara con el que trabajaba.
Parker trató de ser candidato en su distrito, pero no llegó a disputar las primarias. Ahora ayuda a recaudar fondos para aspirantes demócratas comprometidos con el control de armas.
TODO LO QUE UN AMANTE DE LAS ARMAS PUEDA NECESITAR
Aun así, es muy difícil abordar el problema en un país que tiene “más armas que personas”.
En Virginia abundan las ferias de armas de fuego, como la que se celebró en Fredericksburg, a 90 kilómetros al sur de Washington, el fin de semana del 22 y 23 de octubre.
En un recinto enorme se sucedían hileras de mesas repletas de pistolas, revólveres, rifles de caza y de asalto. La mayoría atados entre sí para evitar robos, pero con la suficiente cuerda para poder agarrarlos y simular su uso.
No faltaban los complementos, como todo tipo de municiones, fundas, parches y pegatinas del movimiento trumpista MAGA, con mensajes en defensa de las armas.
“Hay algo roto dentro de un hombre al que no le gustan las armas ni los caballos”, o “Un hombre bueno y violento puede hacer mucho por parar al demonio en estos tiempos” son algunos de esos mensajes.
En una esquina del recinto, la policía estatal de Virginia ofrecía hacer el informe de antecedentes preceptivo para comprar un arma por sólo dos dólares. Y había varios puestos de asesoramiento jurídico, organizaciones que ayudan a sus miembros a defenderse si tienen un incidente con un arma de fuego.
Una de esas organizaciones es la Liga de Defensa de los Ciudadanos de Virginia. En conversación telefónica con EFE, su presidente, Philip Van Cleave, dice que no debería haber ningún tipo de control de armas y acusa al Gobierno del demócrata Joe Biden de “no garantizar” el derecho “de nacimiento” de los estadounidenses a “defenderse”.
Según Van Cleave, la mayoría de los criminales no compran en las armerías, sino en el mercado negro. Además está en contra de las comprobaciones de antecedentes, y asegura que los delincuentes las falsean o recurren a otros que las han pasado para que compren por ellos.
EL DERECHO “SAGRADO”
Para los amantes de las armas, entre los que hay muchos candidatos republicanos el derecho que recoge la Segunda Enmienda es “sagrado”.
Así lo define la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, en un vídeo que grabó esta primavera en el que presume de llevar en el bolso, junto con su teléfono y su pintalabios, un revólver.
Su rival demócrata, Yolanda Flowers, lamenta en declaraciones a EFE la “mala naturaleza” de la gobernadora. “No se comporta como una líder”, reprocha Flowers, quien entre sus propuestas incluye aumentar de los 18 a los 21 años la edad legal para comprar armas o mejorar los test de antecedentes.
Flowers no cuestiona la Segunda Enmienda, como tampoco lo hacen la mayoría de candidatos demócratas, conscientes de que una posición totalmente contraria puede quitarles votos.
“NO PINTA BIEN”
En el lado republicano son los más conservadores quienes más empeño ponen en este debate.
Esto es una muestra de la polarización que vive el país, según la excongresista demócrata Debbie Mucarsel-Powell, asesora de la organización Giffords Law Center. “Los republicanos se han radicalizado de forma extremista, hablan mucho de crimen, pero no de proteger a las comunidades de esta violencia armada”, indica a EFE.
Y denuncia la “desinformación” que propagan cargos electos republicanos diciendo que los demócratas, que “respetan la segunda enmienda”, quieren “violar” este derecho.
¿Y cómo puede afectar el resultado electoral? Andy Parker no es muy optimista, a la vista de los sondeos que se decantan por una mayoría republicana en el Congreso.
No obstante, “si de alguna manera” los demócratas salen victoriosos, ya sabe lo que hay que hacer: “Prohibir las armas de asalto, comprobación de antecedentes para todos” y leyes que permitan de verdad que cualquier persona considerada peligrosa por un juez no pueda nunca tener un arma.