Washington, 4 dic (EFE).- Los presidentes de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, y de Ruanda, Paul Kagame, firmaron este jueves en Washington un acuerdo de paz en presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el objetivo de poner fin al conflicto entre ambos países.
“Hoy estamos triunfando donde tantos otros han fracasado y esta se ha convertido en la octava guerra que terminamos en menos de un año. Es realmente emocionante, porque hablamos de 30 años de lucha y más de 10 millones de vidas”, dijo Trump durante la ceremonia.
Trump detalló que el acuerdo contempla un alto el fuego permanente, el desarme de las fuerzas no estatales, el retorno de los refugiados y la rendición de cuentas para quienes hayan cometido atrocidades.
El pacto incluye además un componente económico, al conceder a Estados Unidos acceso preferencial a minerales estratégicos de la región.
“Pasaron mucho tiempo matándose entre sí, y ahora van a pasar mucho tiempo abrazándose, tomándose de la mano y aprovechándose económicamente de Estados Unidos”, bromeó el republicano.
Los presidentes de ambos países agradecieron al líder estadounidense su participación en el acuerdo, pero aclararon que si “las cosas no salen como deberían”, la responsabilidad no recaerá en Trump.
“Depende de nosotros en África, trabajar con nuestros socios, para consolidar y ampliar esta paz”, aseguró Kagame durante su intervención.
Por su parte, Tshisekedi se mostró esperanzado: “Seremos lúcidos, pero firmemente optimistas. Estos acuerdos de Washington para la paz y la prosperidad deben ser para nuestros pueblos un símbolo de un compromiso irreversible”, añadió.
Al acto también asistieron los presidentes de Angola, Burundi y Kenia; y representantes de Uganda y Togo, entre otros países.
La ceremonia de la firma se llevó a cabo en la sede del Instituto de la Paz de Estados Unidos, un organismo independiente creado por el Congreso, que ahora está bajo el control del Departamento de Estado y ha sido rebautizado con el nombre de Trump.
El republicano asegura haber puesto fin a ocho guerras —la más reciente, la de Gaza— y suele reclamar para sí el Premio Nobel de la Paz.
Desde 1998, el este de la RDC vive un conflicto alimentado por grupos rebeldes y el Ejército, pese al despliegue de la misión de paz de la ONU (Monusco).
La crisis en el este congoleño se agravó a finales de enero pasado, cuando el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), respaldado por Ruanda -según la ONU y varios países occidentales-, tomó el control de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, y semanas después de Bukavu, capital de la vecina Kivu del Sur.
En junio pasado, la RDC y Ruanda ratificaron su acuerdo de paz en Washington, durante una ceremonia en el Departamento de Estado, con la presencia del secretario de Estado, Marco Rubio, y de los ministros de Exteriores de ambos países.
Sin embargo, la violencia continuó en la región, y en noviembre representantes de la RDC y del grupo rebelde firmaron en Doha un acuerdo marco, mediado por Catar, con el objetivo de alcanzar una paz definitiva.


