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La mayoría de mordeduras de caimán se deben a conductas humanas riesgosas, revela estudio

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Miami, 17 abr (EFE).- Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Florida (UF) y el Centre College en Kentucky concluyó que las mordeduras de caimán son, en su inmensa mayoría, consecuencia de las conductas humanas riesgosas, más que de una agresión instintiva por parte del animal.

Fotografía cedida por el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida (UF/IFAS) donde aparecen unas personas junto a un letrero de advertencia sobre caimanes en Florida (Estados Unidos). EFE/UFIFAS /SOLO USO EDITORIAL /NO VENTAS /SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA /CRÉDITO OBLIGATORIO

El estudio, publicado este jueves en la revista ‘Human—Wildlife Interactions’, “es el primero en su tipo en desarrollar un sistema de clasificación que categoriza las acciones humanas inmediatamente antes de un encuentro con un caimán”, indica un comunicado de la Universidad de Florida.

Fotografía cedida por el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida (UF/IFAS) de un letrero de advertencia sobre caimanes que dice "Al anochecer...si se mueve, es comida", en Florida (Estados Unidos). EFE/Tyler Jones/UFIFAS /SOLO USO EDITORIAL /NO VENTAS /SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA /CRÉDITO OBLIGATORIO

Los investigadores descubrieron que, en el 96 % de los incidentes registrados en los Estados Unidos, algún tipo de distracción o conducta riesgosa por parte de las personas precedió al ataque.

Estos hallazgos, indica la nota, no solo desacreditan la idea de ataques aleatorios, sino que apuntan a que muchas de estas interacciones podrían haberse evitado con mayor atención y precaución.

“Me preguntaba si los caimanes tenían una reputación injusta de atacar, al igual que las serpientes”, comentó Mark Teshera, autor principal del estudio y profesor de biología en Center College.

Teshera explicó que era importante crear un sistema de clasificación para los comportamientos arriesgados por parte de los humanos, ya que demostró que la gran mayoría de las mordeduras se debían a algún tipo de conducta riesgosa por parte de las personas en zonas habitadas por caimanes.

Para llegar a sus conclusiones, el equipo de trabajo analizó casi tres siglos de registros correspondientes a los Estados Unidos, desde 1734 hasta el 2021, sobre interacciones entre humanos y caimanes, utilizando la base de datos CrocBITE, actualmente conocida como CrocAttack.org.

Complementaron su trabajo con búsquedas en internet, revisión de textos científicos y comunicaciones directas con agencias de vida silvestre y cada incidente fue evaluado y clasificado de acuerdo con el nivel de riesgo asociado al comportamiento humano: sin riesgo, bajo, moderado o alto.

Los resultados mostraron que la mayoría de las mordeduras tanto las moderadas como las fatales ocurrieron tras comportamientos de riesgo por parte de humanos como nadar o vadear en zonas posiblemente habitadas por caimanes o ingresar deliberadamente en aguas habitados por caimanes.

“La lección principal de este estudio es que muchas mordeduras se pueden prevenir si las personas están atentas a su entorno y minimizan conductas de riesgo, como pasear mascotas pequeñas cerca de cuerpos de agua o nadar en lugares donde se sabe que hay caimanes”, afirmó Frank Mazzotti, profesor de ecología de vida silvestre en el Centro de Investigación y Educación de UF/IFAS en Fort Lauderdale (FLREC) y coautor del estudio.

El hallazgo más sorprendente, según Teshera, fue el alto porcentaje de personas que incurrieron en comportamientos riesgosos, lo que sugiere que en la gran mayoría de los casos de mordeduras, la responsabilidad recae en los humanos y no en los caimanes.

Los reptiles, señalan los expertos, no buscan el conflicto, pero sí responden ante lo que los científicos denominan “estímulos atractivos”, como chapoteo, movimiento en el agua o la invasión de su espacio.

Los investigadores enfatizan que los humanos deben asumir un cierto nivel de responsabilidad y actuar con atención, porque según Mazzotti, con frecuencia, cuando se identifica al caimán responsable de la mordedura, las autoridades lo retiran y lo someten a eutanasia, perdiendo la vida a causa de un comportamiento humano riesgoso.

“En última instancia, el estudio enfatiza que estar atentos al entorno y tomar decisiones informadas, especialmente durante las actividades recreativas en territorios de caimanes, pueden ayudar a proteger tanto a las personas como a la vida silvestre”, concluyó Mazzotti.

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