Los Ángeles (EE.UU.), 20 jul (EFE).- La retirada de una importante subvención de fondos del Gobierno de Estados Unidos aleja cada vez más la ambiciosa propuesta de California de unir Los Ángeles y San Francisco con la primera línea de tren de alta velocidad del país.
El proyecto, clave para el desarrollo del Estado dorado, prevé conectar las dos metrópolis principales por medio de un pionero tren que alcanzaría una velocidad de hasta 320 kilómetros por hora, reduciendo a menos de tres horas la distancia entre ambos puntos por las llanuras del Valle Central de California.
Aunque supone un plan revolucionario en un país que ha primado el desarrollo de carreteras frente a otras infraestructuras de transporte, su desarrollo no ha sido fácil: su presupuesto alcanza los 15.000 millones de dólares, según datos del Departamento de Transportes de EE.UU, lo que ha puesto en duda su viabilidad.
Su último revés ocurrió esta semana, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó la suspensión de una partida de 4.000 millones de dólares destinada a impulsar este sistema, gestionado por el organismo público Tren de Alta Velocidad de California (CAHSR, en inglés).
Esta revocación “no tendrá un impacto en la construcción, ya que el proyecto ha sido financiado principalmente por fuentes estatales”, precisó por su parte a EFE Micah Flores, de la oficina de Información de CAHSR.
Sin embargo, “cancelar estas subvenciones sin justificación no solo es incorrecto, sino ilegal”, indicó el director ejecutivo de la institución, Ian Choudri, en un comunicado difundido por la Oficina del Gobierno de California.
“El único proyecto ferroviario de alta velocidad en marcha en Estados Unidos se acerca rápidamente a la fase de tendido de vías, con 275 kilómetros en construcción y diseño, 15.500 empleos creados y más de 50 estructuras importantes terminadas. Este no es el momento para que Washington desista del futuro del transporte”, agregó.
¿Por qué este tren es tan importante para California?

El proyecto, que lleva una década en construcción, lleva un paso más allá el deficitario sistema ferroviario de EE.UU., muy por debajo de países como España, que cuenta con una red de alta velocidad para cubrir rutas como Madrid-Valencia, que recorre 303 kilómetros en menos de dos horas.
El estado más poblado de EE.UU. carece de una red directa entre Los Ángeles y San Francisco, lo que obliga a escoger otras alternativas menos sostenibles pero más cómodas y efectivas como el coche, con el que se tarda unas 7 horas; o el avión, cuyo trayecto consiste en una hora y media de vuelo.
El itinerario más rápido que dispone EE.UU. a día de hoy cubre la ruta entre Washington D.C. y la ciudad de Boston con el Acela Express de Amtrak, que alcanza una velocidad de hasta 240 kilómetros hora y tarda alrededor de siete horas. Sin embargo, este tren no se considera de alta velocidad porque comparte vías con otros ferrocarriles.
Arremetida política contra la pionera California
El bloqueo de fondos del líder republicano evidenció de nuevo la brecha política entre el Gobierno de EE.UU. y el estado de California, un bastión demócrata liderado por el gobernador Gavin Newsom.
California no tardó en reaccionar a la revocación federal, alegando que la decisión de Trump “huele a política”, y presentó una demanda contra la Administración para intentar anular su orden.
Por su parte, el presidente estadounidense culpa a Newsom por permitir lo que considera un “despilfarro” de dinero federal en medio de promesas incumplidas.
“El ferrocarril que nos prometieron aún no existe, y nunca existirá. Este proyecto fue extremadamente caro, sobrerregulado y NUNCA SE ENTREGÓ”, indicó el mandatario en su red social, Truth Social.