Los Ángeles (EE.UU.), 4 nov (EFE).- La arremetida de los republicanos contra la inmigración de cara a las elecciones de medio mandato en Estados Unidos no consigue frenar los cambios demográficos en estados tradicionalmente conservadores que cada vez se inclinan más hacia la victoria de los demócratas.
Arizona es, probablemente, el territorio que mejor refleja esta paradoja: En 2020 los ojos de todo el país se posaron sobre el condado de Maricopa, donde tras décadas de triunfos para los candidatos republicanos, Joe Biden se impuso por la mínima ante la incredulidad de muchos ciudadanos.
Si la actual crisis migratoria en la frontera de México podría beneficiar a los conservadores, el recuerdo de ese ajustado recuento evidencia que la inmigración es también su principal obstáculo.
“Hubo un gran cambio político en Arizona. Aunque no se da por hecho que Maricopa vaya a estar siempre en el bando demócrata y el estado sigue siendo más republicano que el resto del país en conjunto”, explica a EFE Mike Slaven, autor de “Securing Borders, Securing Power”, un ensayo sobre el auge y declive de las políticas migratorias en este estado fronterizo.
Para Slaven, hay dos motivos claros que explican la transformación: El aumento de población hispana, que “tradicionalmente vota a los demócratas”, y la llegada de familias de estados liberales como California en búsqueda de rentas más bajas.
Lo curioso es que el estado es uno de los más duros en la retórica antiinmigración: En 2010 su senado aprobó una polémica ley, conocida como “show-me-your-papers” (enseñame los papeles), que permitía a los agentes pedir la identificación a toda persona que considerasen sospechosa de ser indocumentada.
Y el mes pasado su gobernador, el republicano Doug Ducey, envió decenas de autobuses con inmigrantes indocumentados a ciudades como Washington y Nueva York, en una campaña orquestada junto a los mandatarios de Texas y Florida para llamar la atención sobre el asunto antes de los comicios de medio mandato.
Si algo comparten Arizona, Texas y Florida es que son estados con un acelerado crecimiento económico donde sus líderes conservadores deben celebrar esa prosperidad al tiempo que endurecer su retórica contra la inmigración.
Angela Banks, profesora de la Arizona State University y experta en inmigración, señala que los discursos han abandonado el mensaje de que los inmigrantes quitan empleos para vincularlos con el crimen y el narcotráfico.
“En este ciclo electoral, gran parte de la conversación ha sido sobre la seguridad pública y no sobre las oportunidades económicas -apunta a EFE-. Se centran en hablar de drogas como el fentanilo, que llegan a través de la frontera”.
Banks remarca que hay un gran número de votantes “muy susceptible” a este discurso, aunque si los republicanos abusan del alarmismo podría acabar volviéndose en su contra, especialmente cuando los bolsillos de los electores gozan de buena salud.
“Algunos estudios recientes encontraron que esa retórica en realidad beneficia a candidatos. Cuando acaben las elecciones será interesante ver si los candidatos que ahondaron en ella salieron beneficiados”, señala.
Por ejemplo, el Comité Nacional Republicano envía desde abril de 2021 un correo electrónico diario titulado “#BidenBorderCrisis”, en el que critica la falta de mando de la Administración de Biden en el asunto migratorio.
Sin embrago, según Slaven, el tema no preocupa tanto entre los ciudadanos.
“No tengo la impresión de que sea un asunto que preocupe a la gente de Arizona en su día a día. Lo ven mucho en los medios, pero la mayoría de las personas no se ven afectadas por lo que pasa en la frontera de México con Estados Unidos”, apunta.
De acuerdo con un informe elaborado por el centro Pew Research en diciembre, ni siquiera los latinos ponen a la inmigración entre sus preocupaciones, que queda por debajo de asuntos como la economía, el acceso a la sanidad, la educación, la posesión de armas y el aborto.
Mientras se mantengan las oportunidades económicas, estos estados continuarán atrayendo población y el cambio político será inevitable, coinciden los expertos.
Nevada es quizás el mejor reflejo de esta dinámica. Como apunta John Tuman, profesor de ciencia política de la universidad de ese estado, allí el electorado lleva transformándose desde el año 2000 con la llegada de familias latinas a localidades de gran crecimiento como Las Vegas o Reno.
Y, aunque en ese estado -como en todo el país- el voto de los latinos mejoró para Trump en 2020 respecto a 2016, los demócratas mantienen aún mucha ventaja.
“El Partido Republicano ha llegado tarde a este proceso y va por detrás del Partido Demócrata en términos de contacto y participación con asociaciones y grupos cívicos latinos”, indica Tuman.
Javier Romualdo