Washington, 10 ago (EFE).- Tras llegar en junio a su tasa más elevada en cuatro décadas, la inflación de Estados Unidos se colocó en el 8,5% en julio, seis décimas menos, y dio así un respiro a la principal economía del mundo, que mantiene su lucha por continuar conteniendo los precios.
Según datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), la bajada interanual se da después de que los precios de consumo se hayan mantenido estables (0%) este mes, gracias principalmente a la caída de los precios de la gasolina, que fue del 7,7 % en julio.
La bajada de la tasa de inflación da un pequeño respiro a la economía estadounidense, que a finales de julio entró en lo que los expertos consideran recesión técnica al encadenar dos trimestres de caídas del producto interior bruto (PIB).
Un diagnóstico que, sin embargo, no comparte el Gobierno que preside Joe Biden, que no cree que el país se encuentre en un escenario de recesión dada la robustez de su economía, especialmente de su mercado de trabajo, con una tasa de desempleo del 3,5%.
Biden celebró hoy la bajada de la tasa de inflación, aunque advirtió que el trabajo del Ejecutivo para contener los precios “está lejos de acabar”.
El presidente llamó además al Congreso a aprobar “de inmediato” la Ley de Reducción de la Inflación, que fue aprobada por el Senado el domingo y tiene ahora que superar el trámite de la Cámara de Representantes.
La BLS señaló que en su conjunto, los precios de la energía se redujeron el 4,6% el mes pasado, y mientras la gasolina y el gas (3,6 %) bajaron, el precio de la electricidad aumentó el 1,6 %.
En los últimos doce meses, los precios de la energía han aumentado el 32,9 %, con una subida interanual de la gasolina de un 44 %.
Frente a la bajada de los precios de la energía, los alimentos se siguieron encareciendo, el 1,1% en un mes. Este ha sido el séptimo aumento mensual consecutivo por encima del 0,9 %.
En términos interanuales, los precios de los alimentos han subido el 10,9 % en los últimos doce meses. Comer en casa se ha encarecido el 13,1 %, mientras que comer fuera de casa es un 7,6 % más caro que hace un año.
La inflación subyacente, que mide la subida de los precios de consumo quitando los de los alimentos y la energía -los más volátiles- se situó en una tasa interanual del 5,9%, con una subida mensual del 0,3.
Destaca la subida interanual de los transportes del 9,2 %, aunque este mes los precios se redujeron medio punto.
Continuaron subiendo los precios de los vehículos nuevos, un 0,6 %, y acumulan un aumento anual del 10,4 %.
La elevada inflación sigue siendo la principal preocupación del Ejecutivo de Biden, cuando faltan tres meses para las elecciones de medio mandato.
En su valoración de los datos de la inflación, el presidente reconoció hoy que con los “desafíos globales” que enfrenta el país por la guerra en Europa, la interrupción de las cadenas de suministro y los cierres por la pandemia en Asia pueden llegar “vientos en contra adicionales en los próximos meses”.
Según indicó a Efe la asesora económica de la Casa Blanca Cecilia Rouse, hay otros sucesos que podrían afectar a los precios como “la temporada de huracanes, que puede afectar a las refinerías y a los precios de la energía”.
Además explicó que los precios de los alimentos todavía no han comenzado su moderación porque se ven muy afectados por la guerra de Rusia contra Ucrania ya que “los productos básicos se comercializan en un mercado global”.
Los altos precios también son la preocupación principal de la Reserva Federal, que el pasado 27 de julio volvió a subir los tipos de interés, que ahora se encuentran en una horquilla de entre el 2,25 y el 2,5 %.
En opinión del economista del centro de estudios Atlantic Council, Charles Lichfield, “la inflación se está desacelerando debido a los precios más bajos de la gasolina, no a la política de ajuste de la Reserva Federal”, según dijo a Efe.
“Es una buena noticia, ya que puede aumentar la confianza del consumidor”, señaló este experto, quien sin embargo advirtió de que con los problemas continuos de la cadena de suministro y los mercados laborales ajustados, “la inflación no caerá tan rápido, y esto puede no protegernos de una recesión”.