Ciudad Juárez/Tapachula (México), 12 abr (EFE).- La orden del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de expulsar a extranjeros beneficiados por el programa CBP One desanima a migrantes varados en las fronteras de México, donde albergues temen una mayor saturación ante la creciente incertidumbre.
La zozobra se elevó esta semana, cuando el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) canceló el permiso para cerca de 1 millón de migrantes que ingresaron a Estados Unidos con la aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) que permitía solicitar asilo desde los límites norte y sur de México.
En Ciudad Juárez, epicentro del fenómeno migratorio en la frontera con Estados Unidos, organizaciones de derechos humanos y refugios como la Casa del Migrante reportan a EFE un aumento “alarmante” en la desesperación de los migrantes y dicen que esto “está afectando” tanto a quienes ya cruzaron como a quienes esperan en México.
“Muchos de ellos se están comunicando con nosotros (desde Estados Unidos) pidiendo ayuda porque no saben qué está pasando”, explicó el padre Francisco Javier Bueno Guillén, director de la Casa del Migrante en Juárez. “Nos están enviando capturas de pantalla de lo que les llegó a ellos como notificación”.
El religioso detalló que entre 50.000 y 70.000 personas cruzaron por la frontera de Juárez mediante esta aplicación tras estar en este refugio.
Krista Minelli Saso, de Guatemala, relató a EFE con voz quebrada que esto les “rompe un poco”.
“Muchas personas vienen ya sea por sus sueños o porque definitivamente no pueden estar en sus países. Yo no puedo regresar a Guatemala”, contó la joven, quien llegó a la frontera con su hijo menor. “Es como jugar con los sentimientos, con nuestra esperanza (tras sentir) que ya estamos, lo logramos”, agregó.
Pese a todo, mantiene viva la fe y se quedará en México en espera de una nueva oportunidad.
“El tiempo se va volando, entonces yo pienso que seguramente más adelante se abrirán nuevos programas, pienso yo que eso ha de ser temporal y pues eso es lo que me mantiene a mí de pie”, manifestó.
Por ahora, la Casa del Migrante opera con una capacidad muy por debajo de lo habitual, con solo 40 personas en los espacios disponibles para más de 500, pero ya se prepara para un repunte ante el aumento de retornos forzados.
Un impacto hasta el sur

El impacto de la medida se resiente hasta Tapachula, la mayor ciudad de la frontera de México con Centroamérica, donde los migrantes ya estaban desmotivados desde que Trump canceló en enero las solicitudes del CBP One, que permitía a migrantes pedir asilo en Estados Unidos desde esta zona.
“Hay una especie de 'shock', un golpe duro en el ánimo de la población migrante de cualquiera de las nacionalidades, porque el efecto Trump fue devastador y catastrófico porque sigue endureciendo su política migratoria”, mencionó a EFE Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana.
Durante la presidencia de Joe Biden (2021-2025), la hondureña Dilsia Esperanza esperaba llegar a Estados Unidos, pero tras el arribo de Trump sus ilusiones acabaron y ahora prioriza regularizarse en México.
La centroamericana ya cuenta con su residencia permanente y recibió apoyo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“La verdad, (es) muy triste porque esos permisos (de Estados Unidos) no son como México, que nos da la oportunidad de que podamos trabajar y podamos estar alojados acá, entonces él (Trump) no debería hacer eso también porque se siente triste”, resaltó a EFE.
La hondureña Mirna Estela Ramírez también coincidió en que la revocación del CBP One ha motivado a los migrantes a abandonar su camino hacia Estados Unidos, por lo que ahora gestionan documentos para laborar en México.
“Están muchas deportaciones y es injusto porque hay muchos migrantes que lo que queremos es ir a trabajar dignamente y limpiamente, pero no se nos permitió, entonces nos quedamos. México es un país acogedor, me encanta México, las personas, el ambiente laboral y dan mucha ayuda”, describió.
