Ciudad de México, 24 jun (EFE).- La comunidad LGBT mexicana celebra este sábado la 45° edición de la marcha del Orgullo, a la que llega vigilante ante la amenaza a sus derechos ya conquistados, como el matrimonio igualitario o la declaración de ilegalidad de las terapias de conversión.
Pese a que México se ha consolidado como uno de los países de Latinoamérica con una legislación más avanzada en materia de diversidad sexual, también es el segundo con más crímenes de odio contra el colectivo LGBT, solo por detrás de Brasil.
Ante esta deriva, que también se extiende en países en principio referentes en cuanto a derechos LGBT como Estados Unidos, legisladores y activistas señalaron a EFE la necesidad de elaborar políticas públicas que prevengan las agresiones de odio.
“México sigue siendo el segundo país con más cantidad de crímenes de odio por LGBTfobia, y la única manera de combatirlos es desarrollar políticas públicas de prevención y de procuración de justicia”, expuso Temistocles Villanueva, diputado en el Congreso de Ciudad de México abiertamente homosexual.
Precisamente, la capital mexicana se ha convertido en un punto clave para derechos que posteriormente se trasladan al resto del país, como el matrimonio igualitario.
“Hoy contamos con legisladores abiertamente LGBTIQ+, tanto a nivel federal como local, pero además hemos logrado que el matrimonio igualitario sea reconocido en los 32 estados del país, el cambio de identidad de género en 10 y la tipificación contra las terapias de conversión en casi la mitad del país”, celebró el diputado del oficialista Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Sin embargo, todos esos derechos adquiridos, dijo, están amenazados por “una ola de discursos de odio” promovidos por la derecha y ultraderecha.
Según el informe “Discurso de Odio y Orgullo LGBTIQ+ en la conversación digital” elaborado por la consultora Llorente y Cuenca, en México, la cantidad de mensajes detractores hacia la diversidad sexual aumentaron un 38,77 % en los últimos cuatro años, mientras que los de apoyo cayeron un 41,18 %.
De acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTI+, entre 2019 y 2022 se registraron 305 hechos violentos contra miembros de la diversidad sexual. Solo en 2022, 62 fueron asesinados o se suicidaron, y 22 desaparecieron.
Esto solamente es una mirada miope: por cada caso, hay al menos tres que no se contabilizan.
LA AMENAZA LLEGA DEL NORTE
A René Tec-López, responsable de proyectos de Oram, organización civil que apoya a refugiados y solicitantes de asilo LGBT alrededor del mundo, no solo le preocupan los datos, sino también la deriva restrictiva que pueda llegar a México a través de sus fronteras.
“México se ha visto en los últimos años como un ejemplo en avance de derechos, pero si vemos nuestro vecino Estados Unidos, viene un retroceso. ¿Cuánto tiempo más tiene México para que estos movimientos no lleguen a influir?”, cuestionó.
La Campaña de Derechos Humanos (HRC, por sus siglas en inglés), organización líder en derechos LGBT en Estados Unidos, declaró a inicios de junio un “estado de emergencia nacional” en ese país para la diversidad sexual ante “una oleada sin precedentes de legislación anti-LGBT en 2023”.
Ante esta tesitura en el norte, Tec-López consideró que México está “en un momento crítico para fortalecer y proteger los derechos alcanzados”.
LA INVISIBILIZACIÓN INDÍGENA
En las comunidades indígenas, subrayó la activista Karla Rey, la diversidad sexual es un tema que apenas se aborda, algo que se agrava por la ausencia de oportunidades para que los miembros del colectivo aporten a su sociedad.
Rey es muxe, un término zapoteca para definir al hombre que asume roles femeninos en el ámbito social, sexual y personal, de los que se estima que hay 3.000 en el Istmo de Tehuantepec, en el sur de México.
“Somos un tercer género: ni hombre ni mujer, muxe. Y así otras identidades en México, que no se mencionan porque no han tenido la oportunidad de alzar la voz”, explicó.
“Serán el tercer género, pero son humanos, y los derechos tienen que ser igual para todos”, agregó Esmeralda Parra, directiva del Club Deportivo Muxes, primer club de fútbol profesional LGBT en el país y nombrado en honor a dicha comunidad.