Nueva York, 16 jul (EFE).- Los grandes bancos estadounidenses culminaron hoy la presentación de los resultados de su segundo trimestre que, en general, cerró evidenciando una gran solidez y también optimismo en las expectativas para la banca de inversión, habiendo capeado así un entorno convulso en los últimos tres meses.
Bank of America, Goldman Sachs y Morgan Stanley fueron los últimos en reportar sus estadísticas del trimestre que va de abril a junio -después de que ayer lo hicieran Wells Fargo, Citigroup y JPMorgan-, y la mayoría superó las expectativas de los analistas, espoleados por la resiliencia de los consumidores y por un repunte en sus operaciones bursátiles.
“En estos momentos, la economía y los mercados, en general, están respondiendo positivamente a la evolución del entorno político. Sin embargo, dado que los acontecimientos rara vez se desarrollan de forma lineal, seguimos muy centrados en la gestión de riesgos”, explicó hoy el presidente y consejero delegado de Goldman Sachs, David Solomon.
Goldman Sachs ganó 8.461 millones de dólares en el primer semestre de 2025, un 17,9 % más que un año antes, después de que los ingresos crecieran un 10 % en tasa interanual, a pesar de que este trimestre comenzó con el anuncio de una agresiva política comercial global por parte de la Administración Trump que aún perdura.
En la misma línea, Bank of America obtuvo un beneficio neto de 14.512 millones de dólares en la primera mitad de 2025, un 6,9 % más que un año antes, gracias a que los ingresos crecieron un 5 % interanual.
“Los consumidores se mantuvieron resilientes, con un gasto y una calidad de activos saludables, y las tasas de utilización de los prestatarios comerciales aumentaron (…) Además, observamos un buen dinamismo en nuestros negocios de mercados”, declaró hoy el director de Bank of America, Brian Moynihan, sintetizando a grandes rasgos el panorama experimentado por la banca de EE.UU. en este ciclo.
Así, los grandes bancos estadounidenses se han beneficiado de los sólidos resultados comerciales y del crédito al consumo, que se ha mantenido estables durante el primer semestre del año.
Ayer fue el turno de Citigroup, que presentó un beneficio neto de 4.019 millones de dólares en el segundo trimestre, un 25 % más interanual, y una subida del 8 % en sus ingresos con respecto al mismo período de 2025.
También de Wells Fargo, que consiguió un aumento interanual de su beneficio neto de casi el 12 %, hasta los 5.494 millones de dólares.
El banco más grande de Estados Unidos, JP Morgan Chase, obtuvo entre enero y junio un beneficio neto de 29.632 millones de dólares, un 6,1 % menos que en el mismo periodo del año anterior, pero por encima de las expectativas de los analistas.
Y es que el año pasado el banco se benefició de una ganancia extraordinaria de aproximadamente 8.000 millones de dólares procedente de su participación en Visa.
En cuanto a las comisiones de banca de inversión en JPMorgan, superaron su previsión anterior, con un crecimiento del 7 % hasta los 2.500 millones de dólares. La entidad había anunciado en mayo que éstas podrían reducirse hasta un 15 %.
“Los mercados de capitales finalmente están respirando, y para los grandes bancos eso significa un repunte significativo en los ingresos por comisiones”, declaró el director de la división de banca en Moody’s, Laurent Birade, ayer.
Si bien, como asignatura pendiente, las fusiones y adquisiciones se paralizaron en abril después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara sus aranceles a gran escala en lo que llamó el “Día de la Liberación”.
El director ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, espera que las operaciones vuelvan a su senda habitual en al segunda mitad del año, pero ayer expresó cautela sobre la economía en general, señalando “riesgos significativos” derivados de estos gravámenes y el aumento de los precios de los activos, entre otros factores.
No obstante, los 22 mayores bancos de EE.UU. superaron hace poco más de dos semanas los test de estrés anuales de la Reserva Federal, reflejando que están bien posicionados para soportar una recesión severa y mantenerse por encima de los requisitos mínimos de capital, al tiempo que están preparados para continuar concediendo préstamos a hogares y empresas.