Los Ángeles, 5 jul (EFE).- Julissa Prado odió por mucho tiempo su cabello crespo tras escuchar de niña que era “malo”, un estigma común entre algunas latinas, pero que ha ido cambiando con mujeres como ella que ahora no sólo se siente orgullosa de su melena sino que emprendió una empresa para el cuidado de estas cabelleras.
“Esos comentarios te pueden hacer pasar un muy mal rato”, señala a EFE Prado, fundadora de una línea de productos para el cuidado del cabello, que se distribuye en tiendas especializadas en EE.UU. y México.
Prado, de 34 años y nacida en Los Ángeles, ha ganado con su marca un lugar especial en la industria de la belleza en Estados Unidos como una de las pocas latinas con productos pensados desde su experiencia.
“Lo más rizado que lo tenías lo más malo que era tu cabello”, recuerda.
Ese calificativo era un desafío para una niña como ella que tenía abundante cabello rizado.
Para evitar malos comentarios, en su adolescencia Prado se dedicó a desaparecer sus rizos, peinando y planchando su cabello hasta alisarlo.
En ese proceso se dio cuenta que tenía un talento para manejar el cabello y se dedicó a peinar a todas sus primas y tías.
Hija de inmigrantes mexicanos, Prado tiene 22 tíos con numerosas familias, así que tuvo muchas personas para practicar y convertirse en la peinadora de la casa.
También peinó a sus compañeras de escuela. “Todas querían el cabello liso y los peinados de Selena”, cuenta.
Esa experiencia la llevó a buscar “recetas” para cuidar el cabello crespo.
Recurrió a la sabiduría de su abuela, que vivía en un rancho de Michoacán (México), donde tenía una pequeña tienda. “Ella era una especie de curandera a la que acudía la gente del pueblo para pequeños problemas de salud”, dice.
Recuerda que para su abuela “todos los remedios estaban en la naturaleza”. Entonces comenzó a cuidar su cabello con productos naturales, que ahora son los ingredientes de sus productos.
Con un cabello muy bien cuidado pero liso llegó a la universidad, donde probó por primera vez dejar su melena al natural.
“Tenía más autoestima y quería mostrarme realmente como era yo. Ya quería mi cabello porque lo cuidaba muy bien, pero no lo mostraba, entonces quise decirle a la gente: esta soy yo con mi cabello rizado”.
Por años, tanto en la universidad como en su trabajo, las mujeres le preguntaban cómo mantenía unos rizos tan naturales. Esas inquietudes le hicieron pensar en su aventura.
“Pensé que todos nos ven como un gran mercado pero son pocos los que nos quieren empoderar, así que dije quiero hacer algo que nos ayude a sentirnos orgullosos de los que somos”, manifiesta.
Ahora, la hispana envía un mensaje de “empoderamiento” con su empresa Rizos Curls, que lleva seis años construyendo junto con su hermano Tony Prado, el encargado de las finanzas.
Asegura que nada hubiera sido posible sin el ejemplo y el apoyo de su familia. Su padre, un inmigrante mexicano que trabajó en el campo y luego abrió su propio restaurante sin haber ido a la escuela, respaldó su idea empresarial.
La empresa ha crecido rápidamente y a veces no se da abasto con los más de 10 productos que tiene para diferentes tipos de cabello.
Su enfoque es la belleza natural, algo que la ha llevado a convertirse en el rostro de campañas para el blanqueamiento de los dientes.
“Quiero participar en proyectos que empoderen a los latinos, que nos ayuden a brillar, a tomar espacio y a sentirnos más seguras y seguros”, señala.
Su meta la alientan los mensajes de mujeres que han probado su producto. “En un testimonio una mujer dijo que había dejado una relación abusiva en la que su esposo la criticaba por su cabello y su apariencia. Eso fue muy inspirador para mi, espero seguir aportando mi granito de arena”, puntualizó.