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Juan Carlos Botero muestra en una novela que no hay hechos “insignificantes”

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Miami, 14 nov (EFE).- Ignorar el alcance que los hechos fortuitos e insignificantes tienen en nuestras vidas es “muy peligroso”, dice a EFE el escritor colombiano Juan Carlos Botero, quien en su última novela relata cómo “tuercen el destino” del protagonista.

Botero (1960) presentará su novela “Los hechos causales” (Alfaguara) el 18 de noviembre en la Feria del Libro de Miami, que tiene el programa en español más grande de todas las de EE.UU.

Radicado en Miami, hijo del pintor y escultor Fernando Botero, autor de varias novelas, ensayos y libros de cuentos por los que ha ganado varios premios y columnista del diario El Espectador, Botero reconoce que escribir “Los hechos casuales”, de 550 páginas, no ha sido fácil.

“Me demoré un tiempo, me costó mucho trabajo escribirla y hacer la investigación necesaria”, dice en una entrevista telefónica, durante la cual manifiesta su satisfacción porque los lectores le están confirmando que la novela “toca el nervio de una vivencia común a todos”.

LOS HECHOS INSIGNIFICANTES NO EXISTEN

El protagonista de “Los hechos casuales” es el empresario Sebastián Sarmiento, un “hombre bueno” en medio de los “años más violentos y duros” de Colombia, los últimos 20 del siglo XX y los principios del siglo XXI, según el escritor.

Lo que le pasa a Sarmiento en la novela es fruto de algo de lo que Botero dice ser “muy consciente” desde hace mucho tiempo.

“Todo lo bueno y lo malo que has pasado en la vida, desde lo más grande a lo más pequeño, lo bueno y lo malo, es resultado de una serie de pequeños hechos casuales, encadenados por el azar, que adquieren un efecto dominó que alcanza dimensiones gigantescas”.

Y agrega: “cuando adviertes el alcance y las ramificaciones que tienen esos hechos llegas a una conclusión estremecedora y es que los hechos insignificantes no existen”.

La novela parte de un encuentro casual entre dos antiguos amigos para recorrer la vida de Sarmiento, a quien nunca abandona un sentimiento de culpa por la pérdida de sus seres más queridos.

El escritor dice que usó hechos de su vida “disimulados”, “para alimentar la narración”.

“Yo creo que eso es muy importante porque da veracidad a lo que uno está contando, porque lo vivió en carne propia”, agrega Botero, quien destaca también la importancia del contexto en la novela: una Colombia desgarrada por la violencia proveniente del paramilitarismo, la guerrilla, los narcotraficantes o la delincuencia común.

PARTÍCIPES DE LA CALAMIDAD

A una pregunta acerca de cuándo todo eso dejará de gravitar sobre la literatura colombiana, Botero responde que la sociedad de su país debe “asumir” la tragedia creada “por acción u omisión” por todos.

“Esa es la gran culpa que arrastramos. Somos partícipes de esta calamidad y tenemos que asumirla”, subraya.

Pero, además, los escritores -dice- tienen la tarea importante de “contar esta historia para que no se olvide”.

A diferencia de otras novelas, películas y series sobre la tragedia colombiana, Botero no pone en “Los hechos casuales” la atención “sobre el criminal”, sino en una “buena persona”.

Subraya al respecto que es más fácil “obrar con decencia, con honestidad” cuando a tu alrededor prevalecen “la paz, la prosperidad, el orden de la civilización”, pero “tratar de ser decente, tratar de ser honesto, tratar de ser bueno, altruista, generoso en medio de la inmoralidad” no lo es.

Su actitud “heroica” muestra que “en un país como Colombia, a pesar de todo, lo que más prevaleció es justamente la bondad, la solidaridad”.

Botero cuenta en su novela como la vida de Sebastián Sarmiento toma rumbos insospechados debido a circunstancias tan simples como una rama seca tirada en el camino, una llamada realizada en el instante preciso y el andar a la deriva por una calle cualquiera.

Ignoramos “la rama que atraviesa el camino, la piedrita, la llamada telefónica o la carta que no llegó o llegó”, dice, cuando “lo que hay que entender para apreciar la vida es justamente la fragilidad de la existencia”.

“Eso de lo que trata en gran parte la novela”, explica este escritor bogotano Ganador del Premio Juan Rulfo de Cuento (1986) y del Concurso Latinoamericano de Cuento (1990).

Botero dice que todos los intentos por eliminar el azar de nuestras vidas son “una falacia” y tratar de ignorar el alcance de los hechos fortuitos es “muy peligroso y grave”.

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