Denver (CO), 26 jul (EFE).- Para pagar la renta, Esteban Ramírez, nacido en Colorado, debe recorrer cientos y hasta miles de kilómetros en otros estados en busca de buenos trabajos en construcción.
A los 31, este hijo de mexicanos no está solo. Según un nuevo estudio del Buró del Censo y la Universidad Harvard, cuando los jóvenes hispanos se mudan fuera de su ciudad natal por trabajo, lo hacen a mayores distancias y en un área más amplia.
El reporte “El radio de oportunidades económicas: Evidencia de migración y mercados laborales locales”, subraya que estos se trasladan poco más de 1.000 kilómetros en promedio, unos 100 kilómetros más que sus pares blancos.
“Tenemos que ir donde está el trabajo porque el trabajo no va a venir a nosotros”, dice Ramírez a Efe, quien comparte la vivienda en Denver con cinco jóvenes itinerantes como él.
Cuenta que probó suerte en los campos petroleros de Dakota del Sur, pero había mucho frío y aislamiento, en los aserraderos del estado de Washington, con una lluvia imparable, y en Texas, con un gran calor y carestía.
Y aunque sigue trabajando “a donde el patrón me mande”, aun así, mantiene su casa en Denver, que a veces no puede pagar a tiempo porque no en todos los lugares cuenta con acceso al envío o transferencia del dinero.
“Conozco a algunas personas mayores que me dijeron que estuvieron 25 a 30 años trabajando en el mismo lugar. Yo no sé donde voy a estar el fin de semana próximo”, explica Ramírez.
El estudio se enfocó en nacidos en Estados Unidos entre 1984 y 1992, es decir, entre los entre 30 a 38 años de edad, con datos del Censo y del Servicio de Impuestos Internos.
Halló sin embargo que la gran mayoría de los jóvenes no se mudan ni viajan grandes distancias, principalmente aquellos con buena situación económica o nivel académico.
A los 25 años, el 69 % de los jóvenes aún vive en la zona donde nacieron y el 80 % no ha viajado a más de unos 150 kilómetros de su ciudad natal.
LOS INMOVIBLES
Erica, de 26 años , quien prefirió no dar su apellido, no se ha movido de Denver.
“Trabajo desde los 14 años en un restaurante de comidas rápidas. No pagan mucho, pero me dan muchas horas”, explica a Efe.
“Tengo una hija que ya va a la escuela. Ahora le piden una laptop, así que tuve que trabajar para comprársela. Entonces, llego a la casa cansada y me dedico a cuidar a mi hija. Ni siquiera hablo bien el inglés. Y no me queda tiempo para viajar”, agrega.
El estudio detalla que la situación de Erica es común: un 78 % de los jóvenes hispanos nacidos en Estados Unidos sigue viviendo en el lugar donde nació, o cerca de allí, mientras que entre los pares blancos es el 67 %.
Pero no todas las ciudades ofrecen el mismo atractivo para todos los grupos étnicos. Aunque Nueva York, Los Ángeles y Washington encabezan las preferencias, Denver ocupa el cuarto lugar de entre los blancos, pero no entre las 10 ciudades queridas por los hispanos.
De hecho, el 48 % de los jóvenes latinos nacidos en Denver se van de Colorado.
Entre tanto, San Antonio (Texas) es el tercer destino más elegido por los jóvenes latinos para mudarse, pero no está entre las 10 ciudades preferidas por ninguno de los otros grupos.
El radio de oportunidad para afroamericanas, hispanas o personas de bajos ingresos puede ser más pequeño que para blancos y asiáticos, sostiene el estudio.
Para Carola Suárez-Orozco, profesora de Harvard, que no participó en el estudio, “en igualdad de condiciones, los humanos preferirían quedarse cerca de casa, cerca de sus seres queridos y en circunstancias predecibles”,
“Aproximadamente sólo el 3 % de la población mundial migra lejos de casa y eso suele ser en respuesta a condiciones negativas que alejan a las personas o fuertes atracciones”, dice a Efe.
Las negativas son la falta de oportunidades, la violencia y el cambio climático, y las positivas las “mejores oportunidades”.
La experta asegura además que en la última década, de incertidumbre económica, los adultos jóvenes dependen más del apoyo de la familia. “Por lo tanto, especialmente para los adultos jóvenes de entornos de bajos ingresos, migrar lejos de casa no es una opción fácil”.
La situación es diferente para los adultos jóvenes latinos porque más de la mitad tienen padres inmigrantes. Y eso significa que, para los latinos “la migración es una opción de vida modelada por su propia familia”.
“Mudarse en busca de mejores oportunidades quizás esté más dentro del repertorio cultural y de comportamiento de estos adultos jóvenes que de aquellos cuyas familias tienen experiencias migratorias más lejanas”, comenta Suárez-Orozco Y, al contrario de lo que aparentemente sucede con otros grupos, los inmigrantes latinos cuentan con “redes establecidas” en los 50 estados del país, facilitándose así el movimiento de un estado a otro, subraya el informe.
El estudio señala además que la duración de la migración latinas a otro estado es más corta que entre los otros grupos. Los jóvenes hispanos regresan a sus hogares y ciudades luego de completar sus estudios universitarios o de cumplir con un contrato laboral.
“La casa que rento en Denver es el lugar en donde realmente me siento en casa. Los otros son lugares para dormir y al otro día ir a trabajar”, comenta Ramírez.