Washington 12 sep (EFE).- El sector de la construcción de viviendas necesita reconvertir edificios existentes y emplear más materiales de origen biológico, como madera y bambú, para reducir sus crecientes emisiones de CO2, que ya suponen un 37 % del total mundial, señaló un informe de la ONU dado a conocer este martes.
El informe, realizado por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma) y Yale Center for Ecosystems + Architecture (Yale CEA), destacó que globalmente la urbanización está avanzando tan rápidamente que cada cinco días se construyen en todo el mundo tantos edificios como los que ya existen en París.
Este ritmo de edificación está provocando que el sector de la construcción sea responsable en estos momentos del 37 % de todas las emisiones mundiales de dióxido de carbono, aunque esa proporción está en aumento.
La directora de la División de Industria y Economía de Pnuma, Sheila Aggarwal-Khan, declaró que en parte las emisiones aumentan porque en muchos países los materiales tradicionales de construcción están siendo reemplazados por otros con un mayor coste medioambiental.
“Hasta recientemente, la mayoría de las edificaciones estaban construidas utilizando materiales locales como tierra, piedra, madera y bambú”, explicó al presentar el informe.
“Pero materiales modernos como cemento y acero a menudo sólo dan la ilusión de durabilidad y terminan en los vertederos de basuras, contribuyendo a la creciente crisis climática”, añadió Aggarwal-Khan.
El informe, que se inscribe en el mandato de Global Alliance for Buildings and Construction (GlobalABC), una plataforma creada en COP21 con 298 miembros de los que 40 son países para llegar al objetivo de cero emisiones en el sector, sugiere una estrategia de tres frentes para la eliminación de emisiones de CO2.
En primer lugar, evitar el derroche con la reconversión de edificios ya existente, lo que reduce entre un 50 y un 75 % las emisiones en comparación a la construcción de nuevas estructuras. Al mismo tiempo es necesario promover la construcción con menos cantidad de materiales y con aquellos que tengan un menor impacto medioambiental.
En este sentido, la segunda propuesta de los autores del informe es el reemplazo de materiales como el cemento, acero y aluminio con productos renovables y de origen biológico, como la madera, el bambú y la biomasa.
Los expertos estiman que el reemplazo podría acumular para 2050 ahorros en muchas regiones del mundo de hasta el 40 % de las emisiones del sector.
Y finalmente, el informe señala que cuando los materiales no pueden ser reemplazados por alternativas renovables y biológicas, es necesario mejorar el proceso de producción de cemento, acero, aluminio, cristal y ladrillos.
Sólo la producción de cemento, acero y aluminio para la construcción de edificios representa el 23 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono.
Para descarbonizar la producción de estos materiales de construcción es una prioridad que se utilice electricidad procedente de fuentes renovables, el aumento del uso de materiales reciclados y el uso de tecnologías innovadoras.
En este sentido, dijeron los autores en un comunicado, si los futuros materiales de construcción proceden del proceso de captura de carbono, los edificios podrían ser incluso “carbono negativos”, es decir no sólo no contribuirían a las emisiones de CO2 sino que participarían en su eliminación de la atmósfera.
Aggarwal-Khan, uno de los investigadores, cree que si los Gobiernos ponen en marcha “políticas, incentivos y regulaciones adecuados” siguiendo estas directrices, el sector de la construcción puede alcanzar las emisiones cero para 2050, según el comunicado.
Anna Dyson, la principal autora del informe y directora fundadora de Yale CEA, añadió a su vez que “las políticas deben apoyar el desarrollo de nuevos modelos de cooperación alrededor de los sectores de la construcción, maderero y agrícola, para galvanizar una transición justa hacia economías circulares basada en materiales biológicos”.
Hasta ahora, añadió el estudio, la mayoría de las políticas e iniciativas en el sector han estado orientadas a reducir las emisiones de la operación de los edificios, como la calefacción, la refrigeración o el alumbrado.
Esas iniciativas han tenido éxito ya que se prevé que con las medidas en marcha se reducirán las emisiones de la operación de edificios entre un 50 y un 75 %.