Ciudad de México, 22 mar (EFE).- Líderes de comunidades indígenas de la península de Yucatán y miembros del colectivo Sélvame del Tren insistieron este miércoles en detener la construcción del “mal llamado Tren Maya”, obra insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador para el sureste mexicano, porque implica un “ecocidio”.
En una conferencia de prensa, pobladores de las comunidades de Bacalar, Calakmul, Puerto Morelos y Carrillo Puerto advirtieron que los daños ambientales afectarán a más de 100 comunidades indígenas, incluidos daños al agua, a la flora y fauna.
Entre los señalamientos, denunciaron que la península, integrada por los sureños estados de Yucatán, Quintana Roo y Campeche, está interconectada, por lo que la deforestación de árboles, la desaparición de cenotes y mantos acuíferos, el desplazamiento de la biodiversidad y de las comunidades perjudicará a toda la zona.
“Es una lucha de todos, que nos corresponde por el agua, por la selva, por nuestro mundo, en una crisis climática que estamos viviendo”, afirmó Alexis Gamiño, de Selva Maya SOS.
Por su parte, Nicolás Moreno, del Consejo Popular Indígena de Calakmul, afirmó que en su comunidad no se realizó una consulta informada para la construcción del Tren Maya, y sostuvo que se presiona a los pobladores originarios para apoyar el desarrollo de este mega proyecto, incluso con el Ejército mexicano y la militarizada Guardia Nacional.
Señaló que los trabajos del Tren Maya no se detienen aún con amparos que otorgan suspensiones a las comunidades y sus pobladores.
“Donde hay pueblos originarios existe la naturaleza, eso estamos defendiendo. No estamos en contra de un partido, mi política es la vida y el desarrollo de nosotros como pueblos originarios”, comentó Moreno.
En su intervención Aldair Suaste, de la comunidad de Bacalar, señaló que el avance de los desarrollos inmobiliarios, hoteleros, restauranteros y otros relacionados a la construcción del Tren Maya están propiciando también la expansión del crimen organizado, “cuando esto no existía hace más de cinco años”.
Además, señaló que la presencia militar “no está cumpliendo sus funciones de cuidar a la población, sino atenta contra la tranquilidad”.
En tanto, la activista Raquel Flota consideró que si se actúa pronto pueden revertirse los daños ya ocasionados, por lo que pidió al presidente López Obrador reconsiderar su insistencia en este proyecto.
Dijo que las afectaciones no son solo por el Tren Maya, que es “mal llamado” maya porque solo es un tren.
Sostuvo que los demás desarrollos hoteleros e incluso de infraestructura como proyectos solares, dañan el ecosistema y afectan las actividades económicas de los pobladores.
“No quiero la modernidad si la modernidad mata el agua, la medicina natural”, refirió.
También detalló que están instalando granjas de aves y cerdos que contaminan los cenotes, las lagunas, llenándolas de excremento de estos animales y cambiando su ecosistema.
“Nos están robando la vida, nos están matando la cultura, nos están quitando todo, incluso dicen que no existen mayas ¿y yo que soy? yo soy maya”, agregó.
Por su parte, Gemma Santan, de Sélvame del Tren, detalló que existen más de 10 amparos en el Poder Judicial, por lo que enviarán una carta a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, para que atraiga el caso.
Además, Elena Dimondi, de Colectivos ciudadanos Puerto Morelos, convocó para este sábado unirse a una cadena humana ante la llegada de más de 200.000 toneladas de balastro cubano, que ya ha afectado el manglar y especies corales endémicas.