Ciudad de Guatemala, 23 ago (EFE).- El Gobierno de Guatemala ha expulsado durante 2022 a 9.019 personas a Honduras tras ser localizadas sin documentos migratorios, la mayoría de nacionalidad venezolana y cubana, según informó este martes una fuente oficial.
El Instituto Guatemalteco de Migración detalló en un comunicado de prensa que los 9.019 migrantes han sido deportados durante 2022 por la frontera de Agua Caliente que conduce a Honduras, unos 200 kilómetros al este de la capital del país.
Los deportados fueron localizados “en diferentes puntos del territorio nacional” por la Policía Nacional Civil y posteriormente expulsados del territorio debido a que “incumplen con los requisitos de ingreso a Guatemala”, de acuerdo con la entidad estatal.
“Las nacionalidades que resaltan con mayor número de personas expulsadas son venezolanas, cubanas y hondureñas”, precisó la misma fuente.
Cada año, miles de personas de diversas nacionalidades utilizan Guatemala, por su posición geográfica, como puente para tratar de llegar a Estados Unidos de manera terrestre, en busca del ‘sueño americano’.
Sin embargo, muchos de ellos son detenidos en Guatemala por no tener la documentación solicitada por las autoridades para ingresar y permanecer en el país centroamericano.
Al listado de 9.019 personas expulsadas en 2022 se debe sumar otras 1.343 personas que, de igual forma, fueron obligadas a salir de Guatemala vía Honduras, pero después de recibir albergue momentáneo por parte de las autoridades migratorias locales.
El pasado 20 de agosto fueron remitidos a Honduras un total de 44 migrantes, quienes se encontraban de manera irregular en el territorio guatemalteco, de acuerdo con las autoridades locales. La mayoría de ellos eran venezolanos (23), pero también había ecuatorianos, haitianos, cameruneses, brasileños, cubanos y senegaleses.
Según cálculos oficiales, cada año más de 500.000 personas procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador dejan sus hogares para cruzar México e intentar llegar a Estados Unidos, en busca de mejores condiciones de vida y como una alternativa para alejarse de la pobreza y la violencia que azotan sus territorios.