Miami (EE.UU.), 3 oct.- Muchos futbolistas querrían cerrar su etapa en activo, mirar atrás y ver una colección de camisetas tan espléndida como la que ha reunido Gonzalo Higuaín en estos más de 17 años de trayectoria profesional.
Desde muy temprano estuvo vinculado a los grandes clubes ya que River Plate le puso con premura la franja roja y le sacó a la cancha.
Apenas tenía 17 años y no decepcionó ‘el Pipita’ en aquellas dos temporadas y media, demostrando que estaba hecho para eso: competir y adaptarse al nivel que exigiera el momento.
No era fácil sacarse la etiqueta de ser el hijo de Jorge, campeón dos veces con la franja, o el hermano de Federico, quien ya había debutado previamente en 2003 en el Millonario.
Sin embargo, en poco tiempo ‘el Pipita’ se creó su propia identidad mientras en Europa ya seguían sus pasos.
UN JOVEN EN EL MADRID
Fue Real Madrid, que lo compró por 12 millones de euros en un invierno de apuesta por el talento sudamericano en el que también llegaron Marcelo y Gago.
Tres jóvenes a los que se exigió adaptación inmediata para aquel equipo dirigido por Fabio Capello que sería, en unos meses, campeón de la Liga.
Recibió mucha confianza desde el principio en un Madrid ‘postgaláctico’ que andaba sediento de jóvenes que agitaran el vestuario y transmitieran competitividad a una delantera de lujo pero con muchos kilómetros.
Cuando el joven de 19 años entró a aquel vestuario se cambió junto a David Beckham, Ruud Van Nistelrooy, Robinho, Raúl…
No tuvo complejos y rápidamente se ganó a la grada del Bernabéu.
Ese imán que tenía para asumir retos lo demostró también a la hora de sumar títulos con dos ligas en sus primeras dos temporadas (la segunda a las órdenes de Bernd Schuster).
Le llevaron competencia pero siempre respondió.
Fue el favorito de la hinchada blanca pese al aterrizaje de competidores como Huntelaar, Saviola o Robben.
Y así hasta siete temporadas, cuando la competencia con Karim Benzema terminó con una gran oferta de Nápoles tras 121 goles en 264 partidos y seis títulos (entre ellos tres ligas y una Copa del Rey) con Real Madrid.
GOLES Y MÁS GOLES EN ITALIA
A Italia llegó como estrella y respondió con goles.
En Nápoles formó un tridente con Dries Mertens y Lorenzo Insigne, y anotó 91 goles en 146 partidos.
Fue ídolo en el hogar de Maradona, con todo lo que eso puede suponer para un argentino.
Pero se convirtió en ‘persona non grata’ al dar el ‘sí’ a un Juventus que representa la antítesis del equipo del sur de la bota.
Desde Turín se pagó una cifra récord, 90 millones de euros, por un Higuaín que había batido el récord de goles en una temporada en la Serie A (36 dianas) y que había ganado y una Coppa Italia y una Supercoppa.
Convertido en el futbolista mejor pagado en ese 2016 en Italia, Higuaín logró su segundo galardón de máximo goleador del fútbol italiano y levantaría también liga y copa.
No serían los únicos títulos, porque ganó dos veces el Scudetto y otra Coppa con aquel Juventus que dominaba Italia con cierto abuso.
Su paso por Turín tuvo un paréntesis en la temporada 2018-2019 cuando se enfundó las camisetas de Milán y Chelsea en el mismo curso.
Fueron dos episodios ‘casi clandestinos’ en su carrera, que apenas se recuerdan, pero que le permitirían sumar dos equipos de prestigio a su trayectoria y un título más: la Europa League del Chelsea de Antonio Conte.
EL SUEÑO DE LA ALBICELESTE
Con una carrera enorme en Europa, cada llamada de la albiceleste significaba para Higuaín la oportunidad de regresar a su infancia, a esos partidos en las calles de Belgrano.
Con Leo Messi como líder, aquella Argentina fue la ‘etapa del casi’ con finales de Copa América perdidas en 2015 y 2016 más la del Mundial de Brasil en 2014.
Pese a ello, cerró su andadura con la Albiceleste con 75 partidos en los que anotó 31 goles con momentos que se recordarán siempre como el triplete a Corea del Sur en el Mundial de 2010, pero también como aquel tiro que jamás entró y que pudo haber cambiado la final de 2014 en un mano a mano con Manuel Neuer.
Sus últimos años de carrera los ha vivido en el Inter Miami de David Beckham, bajo el sol de Florida, al calor de su familia y donde además compartió equipo con su hermano Federico.
Dos años y medio en Estados Unidos irregulares en los que ha demostrado que la clase y la calidad no se pierden y en los que ha ayudado a un equipo ‘recién nacido’ a conocer el camino de la competitividad.
Se despedirá dejando a Inter Miami en la mejor temporada de su corta historia, con el sueño vivo de los ‘playoffs’.
Lo hace también con lágrimas en los ojos, de mirar atrás y ver el camino recorrido, repleto de éxitos y reconocimientos, pero también de entrega y lucha vistiendo una hermosa colección de camisetas.