Washington, 9 abr (EFE).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) inician este lunes en Washington sus reuniones de primavera, en las que se presentará una actualización de las previsiones de crecimiento mundial en tiempos inciertos en los que el 90 % de las economías avanzadas crecerá menos.
Así lo adelantó el pasado jueves en un acto público la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. Tras tiempos de “escalar una montaña tras otra” -con la covid, la guerra de Ucrania y la inflación- en los que la mayoría de países han demostrado ser “escaladores resistentes”, el terreno montañoso no ha acabado.
Para los próximos cinco años se espera un crecimiento global de en torno al 3 %, el pronóstico de alza a medio plazo más bajo desde 1990 y un dato muy por debajo del promedio de las últimas dos décadas, el 3,8 %.
“Esto hará más complicado reducir la pobreza, curar la economía de las heridas de la crisis y proveer de nuevas y mejores oportunidades para todos”, advirtió Georgieva.
Casi todas las principales economías mundiales tendrán una disminución en su tasa de crecimiento. Solo se salvarán potencias asiáticas como China o la India, que representarán la mitad del crecimiento mundial en 2023, adelantó la directora del Fondo.
La eurozona y Estados Unidos se enfrentan a “una subida más empinada”, ya que las tasas de interés van a pesar sobre la demanda.
Con el objetivo de enfriar la economía y bajar las tasas de inflación, la Reserva Federal estadounidense ha llevado a cabo desde marzo de 2022 una serie de subidas en los tipos de interés. Un total de nueve alzas hasta situarse en una horquilla de entre el 4,75 % y el 5 %, la tasa más alta en los últimos 16 años.
Por su parte, el Banco Central Europeo ha subido los tipos en seis ocasiones desde julio de 2022 y hoy se sitúan en el 3,5 %, la tasa más alta desde 2008.
Estas subidas, apuntó Georgieva, tendrán consecuencias para el crecimiento y seguirán produciéndose hasta que la inflación baje considerablemente. Es lo necesario y recomendable, afirmó la directora gerente.
“Mientras las presiones financieras sigan siendo limitadas, esperamos que los bancos centrales mantengan el rumbo en la lucha contra la inflación, manteniendo una postura firme para evitar que las expectativas de inflación se desanclen”, dijo.
El próximo martes el FMI presentará su informe y se verá si se modifica la última cifra de crecimiento estimado para 2023, del 2,9 %, anunciada en enero.
La institución presentará también esta próxima semana otros dos documentos: el Monitor Fiscal y el Informe de Estabilidad Financiera Global, donde se espera que haga balance de la salud bancaria tras los recientes conatos de crisis bancaria en Estados Unidos y Europa.
Según Georgieva, tras esta crisis -“esperada” por la subida de tipos- se ha demostrado que “el sector bancario ha recorrido un largo camino desde la crisis financiera mundial de 2008”.
“Hoy los bancos son, en general, más fuertes y resistentes, y las autoridades han sido notablemente rápidas y exhaustivas en sus acciones en las últimas semanas”, afirmó Georgieva, quien señaló que sin embargo “persisten las preocupaciones sobre las vulnerabilidades que pueden estar ocultas” y “ahora no es el momento para la autocomplacencia”.
Durante una semana, desde este lunes, directivos del Banco Mundial y el Fondo se reunirán con ministros y directivos de instituciones financieras para discutir sobre el estado de la economía mundial y los principales retos futuros.
En opinión de Georgieva, hay tres prioridades de acción: luchar contra la inflación y para salvaguardar la estabilidad financiera; mejorar las perspectivas de crecimiento a medio plazo aumentando la productividad y fomentar la solidaridad para reducir las disparidades.
Los participantes en estas reuniones de primavera llevarán a cabo encuentros privados y foros públicos de debate en los que se discutirá sobre diversos temas como la deuda pública, el empoderamiento económico femenino, el gasto público o la inversión digital y en innovación.
Estas serán las últimas reuniones para el presidente del Banco Mundial, el estadounidense David Malpass, que anunció el pasado febrero su salida del puesto en junio para buscar nuevas oportunidades laborales.