Los Ángeles, 9 sep (EFE).- Los familiares de Alan Vladimir Paredes Salazar en Estados Unidos y en Perú se preguntan por qué el migrante supuestamente se lanzó al fronterizo Río Grande (Río Bravo en México) si ya había pagado para cruzar en una balsa, en la que estaría más seguro en su intento de llegar finalmente a Los Ángeles en busca del sueño americano.
El peruano de 38 años murió ahogado junto con otros migrantes en el Río Grande la mañana del 1 de septiembre en el sector de Eagle Pass, Texas. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP) reportó que en ese incidente murieron nueve migrantes.
“Alan me dijo que ya había pagado para que una balsa lo pasara a él y a mi tío. No había razón para que él se lanzara a ese maldito río”, contó a Efe ahogada en lágrimas Katty Paredes Salazar, hermana de Alan.
Katty habló con su hermano menor justo después de que él llegara junto con su tío, Mauro Salazar Cárdenas, a la orilla del río en el área de Piedras Negras (México). Alan le contó que estaba cansado por la caminata que lo llevó hasta ese lugar, que se ha convertido en un cruce muy popular entre los migrantes para ingresar a Estados Unidos.
Desde hacía varias semanas la CBP había advertido sobre “el nivel alto” del río por las lluvias que se han presentado en la región fronteriza, donde los reportes sobre muertes por ahogamiento se han vuelto costumbre.
El pasado 22 de agosto una niña de cinco años y un menor de tres años fallecieron en diferentes incidentes en las aguas del río. Un bebé de dos meses fue rescatado de las aguas ese mismo día en Eagle Pass y llevado en estado crítico a un hospital.
La familia Paredes asegura que los migrantes peruanos eran conscientes de los riesgos. “Esto no encaja para nada. Ahí pasó algo”, considera Fernando Martín Paredes Salazar, hermano de Alan, quien ha urgido que se realice una investigación sobre la muerte de su familiar. “Pudo ser que lo empujaran por quitarle el turno para subirse a la balsa”, especuló.
EL TATUAJE
El tío de Alan, que logró cruzar en la balsa, no ha podido dar respuesta a los interrogantes de la familia ya que dice no haber visto nada, y no pudo buscarlo porque fue detenido por las autoridades migratorias.
Tanto la familia que esperaba a los dos migrantes en Los Ángeles como los que viven en Pisco, Perú, conservaban las esperanzas de que Alan, padre de un niño de 4 años, estuviera con vida.
Sin embargo, el tatuaje que llevaba en su brazo derecho y el anillo de bodas que tenía consigo sirvieron para identificarlo como uno de los siete cuerpos que recuperó la CBP el 1 de septiembre. Los otros dos cuerpos fueron recuperados por las autoridades mexicanas.
Además, las autoridades estadounidenses rescataron a 37 migrantes que estaban en el río.
Esos 37 y otros 16 migrantes fueron detenidos por intentar ingresar irregularmente a Estados Unidos y, además, en el lado mexicano de la frontera, las autoridades detuvieron a otras 39 personas que eran parte del grupo, informó un portavoz de CBP en un boletín enviado a Efe.
En su cruzada por saber la verdad, Fernando se ha topado con una barrera de desinformación.”No sé si son las autoridades de México o las de Estados Unidos a las que tengo que pedir ayuda. Quisiera saber si algún testigo nos puede contar qué pasó”, dijo.
RÉCORD DE MUERTES
Un total registrado de 748 migrantes han muerto en la frontera sur de EE.UU. en lo que va del año fiscal 2022, que comenzó el 1 de octubre del año pasado, un récord que supera por casi 200 la cifra del periodo anterior (551 muertes reportadas en 2021), según cifras del Departamento de Seguridad Nacional.
La CBP dijo que en este año fiscal la agencia ha realizado 19.280 rescates de migrantes, mientras que en 2021 fueron rescatados 12.875 extranjeros que estuvieron en peligro en las fronteras de EE.UU.
NECESITAN AYUDA
La familia de Alan está sumida en el dolor. Sus padres, Carmen Patricia Salazar, de 62 años, y José Fernando Paredes, de 67, quieren que el cuerpo del migrante sea repatriado lo más pronto posible a Pisco, de donde partió lleno de ilusiones el 28 de agosto.
“Mis papás fueron a despedirlo al aeropuerto. Esperaban que pudiera encontrar un mejor futuro para su familia en Los Ángeles”, dijo Fernando.
El cuerpo de Alan se encuentra en Laredo, Texas, donde supuestamente le harán una autopsia. Desde allí la familia deberá encontrar como repatriar el cuerpo. El problema es que actualmente no cuenta con recursos, y el Gobierno peruano no les ha dicho si podrá ayudar con parte de los gastos.
“Son muchos trámites, y exigencias”, comentó Fernando.
Una cuenta en el portal de GoFundMe (https://bit.ly/3RD17UX) se abrió para ayudar a recolectar fondos para el traslado. Hasta este viernes apenas contaba con 435 dólares.
En Pisco, quienes conocían a Alan lo describen como un hombre trabajador, deportista y alegre, y como muy buena persona.
“Es una pesadilla que ninguna familia debería vivir por buscar un mejor futuro para su familia”, concluyó Fernando.