Miami, 11 may (EFE).- La ciudad de Miami (Florida) está viviendo bajo la influencia del español, que habla buena parte de su población, el posible nacimiento de un dialecto del inglés que articula expresiones determinadas por el castellano en generaciones bilingües, de acuerdo a un estudio de la Florida International University (FIU) publicado en English World-Wide, revista especializada en variantes del idioma.
La FIU recogió este jueves en un comunicado algunos de los resultados de un estudio que apunta que ciertas expresiones exclusivas de Miami son evidencia del surgimiento de un dialecto del inglés (una suerte de inglés miamense) en el sur de Florida resultado de un fenómeno que ocurre cuando dos idiomas entran en estrecho contacto.
En este caso, señala el estudio, dichos en español están siendo “prestados” y traducidos directamente al inglés y después utilizados por generaciones bilingües.
“Realizar una investigación como esta es un recordatorio de que no hay palabras ‘reales’ o ‘simuladas’. Solo hay palabras y todas provienen de algún lugar”, señaló el lingüista de la FIU Phillip Carter, autor del estudio.
“Cada palabra tiene una historia y eso se aplica a todas las habladas en Miami”, sostuvo Carter, que durante una década ha investigado el inglés de la ciudad, entendido como variedad con una sutil influencia estructural del español, hablado principalmente por nativos de inglés de segunda, tercera o cuarta generación.
Previamente, el especialista examinó los “calcos”, que es cuando un hablante traduce directamente una expresión de un idioma, considerado el “de origen” a otro.
EXPRESIONES DEL ESPAÑOL EN EL INGLÉS LOCAL
El estudio revela que esto es lo que está pasando en Miami, es decir, que expresiones españolas se están introduciendo en el inglés local.
Por ejemplo, “bajar del carro” se convierte en “get down from the car” y no “get out of the car”, esta última la habitual en el inglés estándar, por influencia de la frase en español que se habla en el sur de Florida.
La frase “una empanada de carne” se convierte en “meat empanada” en vez de la más común “beef empanada”, ya que, precisa el estudio, en español, dependiendo del contexto, “carne” puede referirse a todas (incluyendo pollo y cerdo) o específicamente solo a la carne de res.
“No hay un solo idioma que no tenga palabras prestadas de otro”, dijo Carter, tras apuntar que “el préstamo es una realidad ineludible de los idiomas del mundo” y que cuando la mayoría de la población habla dos idiomas “se producirán muchos contactos lingüísticos interesantes”.
El estudio incluyó que una serie de expresiones de uso común en Miami en varios grupos de hablantes bilingües, enfocándose principalmente en el de cubanoamericanos de primera generación nacidos en Cuba y que emigraron a Miami después de los 12 años y otro de cubanoamericanos de segunda generación, nacidos y criados en Miami, que hablan más inglés que español.
Aunque algunas expresiones con influencia del español ya no eran utilizadas por personas de segunda generación en Miami, sin embargo, no las abandonaron todas, concluye el estudio.
“Get down from the car” (“Bájate del auto”) y “super hungry” (“súper hambriento”), por ejemplo, se quedaron.
¿NACIMIENTO DE UN DIALECTO DEL INGLÉS?
De hecho, “meat empanada” (“empanada de carne”) y “give me a chance” (“dame una oportunidad”) fueron utilizados con la misma frecuencia tanto por la segunda generación como por la generación inmigrante.
“Esto muestra que los miamenses evalúan ciertas frases de manera diferente y no las ven como gramaticalmente incorrectas”, dijo Carter, para asegurar que “así es como nacen los dialectos”.
Carter también quiso conocer cómo percibía este tipo de frases influenciadas por el español la gente de Miami en comparación con hablantes de inglés de otras partes de EE.UU.
Para ello se escogieron más de 50 oraciones que los lugareños de Miami encontraron más favorables que los hablantes de fuera del sur de la Florida.
Por ejemplo, “Get down from the car” (“Bájate del auto”) y “super hungry” (“súper hambriento”) sonaban inadecuado para el público del resto de EE.UU., mientras que la gente en Miami eran “perfecto” o “correcto”.
Carter dice que los datos sugieren que hay una delgada línea que separa lo que suena “extranjero” de lo que es aceptable en Miami.