Miami, 5 jul (EFE).- La activista de derechos humanos nicaragüense Berta Valle, esposa del opositor preso Félix Maradiaga, dijo a Efe que su esposo y los demás presos políticos de Nicaragua están en una “indefensión total” ante “la incomunicación, la tortura y el confinamiento en solitario” que sufren en prisión.
Exiliada en EE.UU. junto a su hija y su suegra, se declara “muy angustiada” por la falta de noticias sobre la salud de su esposo, quien el 10 de junio comunicó a los dos familiares con permiso a visitarlo en la cárcel donde está “arbitrariamente detenido” que iba a iniciar una huelga de hambre de 21 días.
La huelga teóricamente comenzaba el 21 de junio y no solo iba a participar Maradiaga, uno de los precandidatos presidenciales opositores que fueron encarcelados hace más de un año, según dijo este martes Valle por teléfono a Efe desde su hogar en Florida.
Berta Valle dijo que su esposo, preso desde el 8 de junio de 2021 y condenado a 13 años de prisión en un “juicio político”, es una persona con “determinación”.
DUDAS ANTE VIDEOS OFICIALISTAS
Por eso cree que Maradiaga puede estar haciendo ayuno para pedir el fin de la incomunicación y del confinamiento en solitario y atención médica para los presos políticos, pero, por el contrario, tiene “muchas dudas” acerca de los vídeos que ha dado a conocer el “régimen” de Daniel Ortega en los últimos días.
En uno de ellos se ve a su esposo siendo interpelado por un periodista de la prensa oficial que le pide que no “mienta” y diga a la gente que está bien de salud, algo que no dice Maradiaga, quien incluso llega a señalar ante las cámaras que no tiene comunicación con el exterior y fue víctima de un “juicio político”.
Recientemente Berta Valle difundió un “retrato hablado” de su esposo según los que le han visto en prisión, muy alejado de la imagen del político corpulento que denunció al presidente Daniel Ortega ante el Consejo de Seguridad de la ONU en 2018.
Según Valle, el Gobierno de Ortega ha pretendido que esos vídeos sean el equivalente a “una prueba de vida”, pero ella no los acepta como tales y quiere verlo por si misma.
Por la hermana y el cuñado de Maradiaga, que lo visitaron por última vez el 10 de junio, también sabe que tuvo problemas cardíacos y lo llevaron a la enfermería del Chipote, como es conocida la cárcel donde se encuentra, donde la atención es “muy deficiente”.
Maradiaga lleva 393 días preso y ha perdido 60 libras de peso, unos 30 kilos, de acuerdo con su esposa, que insta a las autoridades nicaragüenses a que si es cierto que está bien de salud, como dice el periodista oficialista en el vídeo, dejen entrar en la cárcel a visitarlo a la Cruz Roja y los observadores de Naciones Unidas.
VALLE IMPLORA INTERCESIÓN POR PRESOS POLÍTICOS
Valle agradeció al Frente Hemisférico por la Libertad (FHL), una organización con sede en Miami de políticos, académicos y defensores de los derechos humanos de varios países, que haya publicado un comunicado en el que manifiesta su “rechazo absoluto” a la “persecución política” desatada por Ortega contra sus opositores.
El FHL exige en el comunicado la liberación de todos los presos políticos en Nicaragua, el respeto a los derechos humanos de ellos y de todos los nicaragüenses y el cese de la represión y la persecución política en el país centroamericano.
Berta Valle, por su parte, pidió a todo el que esté en condiciones de interceder por su marido y los demás presos políticos nicaragüenses que hagan todo lo que puedan por ellos, porque, como dijo parafraseando a Maradiaga, les “están apagando la vida poquito a poquito”.
La activista de los derechos humanos subrayó que su marido no está en confinamiento en solitario, como lo está la activista opositora Tamara Dábvila, que ha estado “dos meses sin ver el sol”, sino con otro preso, pero tienen prohibido hablar entre ellos.
Valle siente “una angustia profunda” porque no ha podido hablar una sola vez con Maradiaga en el año y casi un mes que lleva preso. Su hija no ha podido ni mandarle un dibujo y le han prohibido hasta que tenga consigo una Biblia en la celda, subrayó.
La esposa del que fuera secretario general del Ministerio de Defensa durante la presidencia de Enrique Bolaños (2002-2006) está acusada en Nicaragua de traición a la patria y vive exiliada en Miami junto a su hija de nueve años y su suegra desde 2018.