Naciones Unidas, 20 sep (EFE).- Los países del sur global se unieron este miércoles en la ONU para pedir la reforma de los organismos financieros internacionales y exigir una mayor contribución de las naciones desarrolladas para mitigar los efectos de una crisis climática de la que ellos no se sienten responsables.
La idea de reformar instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial para hacerlas más flexibles y adaptadas a las necesidades de los países de rentas bajas, muchos de ellos lastrados por niveles insostenibles de deuda, fue una de las más repetidas durante la Cumbre de Ambición Climática organizada por la ONU durante la Asamblea General que se desarrolla estos días en Nueva York.
Fue una petición del secretario general de la ONU, António Guterres, y de los mandatarios de países tan diversos como Vietnam, Kenia, Sudáfrica, Chile o Barbados, cuya primera ministra, Mia Mottley, se ha convertido en una de las caras más visibles de este movimiento.
“De la misma manera que se toma en serio a Ucrania en el Consejo de Seguridad, se debería de tratar en serio el cambio climático en el Consejo de Seguridad”, exclamó la política, que defendió que la crisis climática pone más vidas en riesgo que cualquier conflicto.
Pero también habló a favor de la idea la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que pidió más inversiones para los países en desarrollo que presentan “un gran potencial” para el desarrollo de energías renovables, y dijo que la UE invertirá 4.000 millones de euros en este tipo de proyectos durante los próximos cinco años.
La cita, que fue convocada por Guterres para buscar nuevos compromisos para reducir la cantidad de emisiones de gases contaminantes, se desarrolló durante todo el día e incluyó una serie de paneles sobre asuntos como el establecimiento de sistemas de respuesta rápida ante desastres naturales en los países más vulnerables, que son los más castigados por el cambio climático.
NO SE SALVA EL CLIMA EN UN DÍA, PERO SÍ CON COMPROMISOS
El secretario general dejó claro en su discurso de clausura que “no se puede salvar el clima en un día”, pero confió en que las ideas propuestas hoy impulsarán nuevos compromisos durante la COP28, que se celebrará en noviembre en Dubái.
En concreto, Guterres pidió que los países que en 2009 se comprometieron a contribuir con 100.000 millones de dólares anuales a proteger a las naciones pobres de los efectos del cambio climático cumplan con su promesa, y que aceleren los esfuerzos para descarbonizar la economía global.
“Necesitamos más ambición. Necesitamos más acción”, dijo.
Otro de los mensajes más repetidos durante la sesión fue la necesidad de que los países industrializados, responsables de más del 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, se hagan responsables de los daños que las catástrofes climáticas generan en las naciones más pobres.
En este sentido, uno de los focos principales de las reuniones fue la concreción del Fondo de Daños y Pérdidas, una iniciativa aprobada durante la COP27 de Egipto pero que todavía no cuenta con una cantidad fija de contribuciones ni una lista de países llamados a contribuir.
Sin embargo, algunos de los discursos más aplaudidos, como el del gobernador de California, Gavin Newsom, o el del presidente chileno, Gabriel Boric, fueron los que apuntaron directamente al papel de las empresas petroleras y demás combustibles fósiles, a los que responsabilizaron de conspirar para frenar las iniciativas de la comunidad internacional contra la contaminación.
7 BILLONES SI SE ELIMINAN LOS SUBSIDIOS A COMBUSTIBLES FÓSILES
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, llegó a decir que eliminar los subsidios a estas compañías serviría para recaudar hasta 7 billones de dólares que podrían utilizarse para invertir en la transición energética, por ejemplo.
La Cumbre de Ambición Climática ha sido una de las principales iniciativas de Guterres para centrar la atención sobre la falta de avances en la carrera contra el calentamiento global, a medida que se reduce la ventana para limitarlo a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales.
El formato de la cumbre buscaba darle la voz a los mayores “cumplidores” de los objetivos climáticos internacionales, por lo que no tomaron la palabra los representantes de Estados Unidos ni de China, los dos países que más contaminan en el mundo.
Por contra, hablaron líderes de la sociedad civil, de los países insulares, que pese a ser los menos responsables del cambio climático lideran muchas de las iniciativas para acelerar la transición energética, y de los organismos financieros que tratan de impulsar la inversión privada en tecnologías verdes.