Washington, 12 oct (EFE).- El Tribunal Supremo de Estados Unidos escuchó este miércoles los argumentos orales en un caso de derechos de autor que enfrenta a la Fundación Andy Warhol y la fotógrafa Lynn Goldsmith por unas serigrafías del músico Prince.
La mayor parte de la sesión ante la mayor instancia judicial estadounidense se centró en detalles técnicos: básicamente los argumentos de ambas partes se esforzaron en demostrar o no si el trabajo de Warhol transformó la esencia de la pieza original, en este caso una fotografía de Goldsmith, para determinar si hay que pagar derechos de autor.
En concreto, los jueces del Supremo tendrán que evaluar si Warhol, fallecido en 1987, infringió los derechos de autor de Goldsmith cuando creó una serie de serigrafías de Prince a partir de la obra de la fotógrafa.
Goldsmith, famosa por sus fotografías de músicos, hizo una serie de instantáneas a Prince, cuando empezaba a despuntar como estrella del pop, para la revista Newsweek en 1981.
Tres años más tarde, cuando el músico había alcanzado la fama, otra publicación, Vanity Fair, pidió a Warhol que hiciera una ilustración de Prince para un artículo y le solicitó que utilizara como referencia una de esas fotografías.
Vanity Fair pagó 400 dólares en concepto de tasas de licencia a la fotógrafa y se comprometió por escrito a utilizar esa imagen únicamente en ese número de la revista.
No se sabe si Warhol estaba al tanto de ese acuerdo, pero el caso es que el artista creó una serie de 16 serigrafías de Prince, de las que tenía el copyright. Una de ellas fue empleada para el artículo de Vanity Fair.
Desde entonces, esas serigrafías han sido vendidas y reproducidas por cientos generando beneficios de cientos de millones de dólares para la Fundación Andy Warhol, una organización sin ánimo de lucro creada tras su muerte para promover su trabajo y las artes visuales.
Durante su argumentación, el abogado de la fundación, Roman Martinez, indicó que las serigrafías de Warhol ofrecen un significado o mensaje diferente a la fotografía original.
Los jueces del Supremo reflejaron su inquietud sobre las implicaciones que puede tener su fallo en la industria del entretenimiento, como cuando se lleva a la pantalla un libro.
Para Martinez un “ejemplo clásico” de trabajo no transformador sería una película sacada de un libro, porque, aseguró, no cambia el significado ni el mensaje: “De hecho, esperamos que Hollywood cuando toma un libro y hace una película pague al autor del libro”, dijo.
Por su parte, la abogada de Goldsmith, Lisa Blatt, acusó a la Fundación Andy Warhol de “no haber dado ni una sola razón” por haber copiado la fotografía.
La otra parte “ha respondido que Warhol es un genio creativo que imbuyó el arte de otras personas con su propio estilo distintivo, pero cuando Spielberg hizo lo mismo en películas o Jimi Hendrix en música, esos gigantes necesitaron licencias”, lamentó.
“Incluso Warhol siguió las reglas cuando no hacía la foto él mismo, pagaba al fotógrafo, su fundación es la que ha fracasado en hacerlo”, indicó.
Y es que en 2016, tras la muerte de Prince, la compañía matriz de Vanity Fair, Condé Nast, hizo un homenaje al músico en su portada usando una de las serigrafías de Warhol, sin dar ningún crédito a Goldsmith ni abonarle ninguna cantidad.
La fotógrafa contactó con la fundación avisando de la infracción de copyright y registró la fotografía oficialmente. Al no ponerse de acuerdo, ambas partes acabaron en los tribunales.
En este caso está en cuestión la doctrina del llamado “uso justo” de la ley de copyright que permite la utilización sin licencia de obras protegidas por los derechos de autor en determinadas circunstancias.
En el pasado, una tribunal federal falló a favor de la fundación Warhol al considerar que la obra de Goldsmith y la del artista fallecido tenían un significado y mensaje distintos, pero una corte de apelaciones revocó esa decisión porque no vio ese argumento suficiente para que cualificara bajo un uso justo del copyright.