Washington, 4 ago (EFE).- El saldo comercial mundial, es decir, la suma de los superávits y déficits comerciales de todos los países, volverá a aumentar en 2022 como ya lo hizo el año pasado, pero bajará a partir de 2023, según un informe publicado este jueves por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su informe sobre el sector exterior, el Fondo explicó que, según sus cálculos, este indicador de la actividad comercial global pasó del 2,8 % del producto interior bruto (PIB) mundial en 2019 al 3 % en 2020 y al 3,5 % en 2021, y que este año seguirá la tendencia al alza.
Esto significa que el año pasado, en líneas generales, algunos países registraron más y mayores superávits (vendieron más productos y servicios al exterior de los que importaron), mientras que otros experimentaron más y mayores déficits.
Así, por ejemplo, economías que ya tradicionalmente venían acumulando déficits en la balanza comercial como Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Canadá volvieron a cerrar el ejercicio con números negativos, mientras que naciones como Alemania, Países Bajos, México, Polonia y Rusia cerraron con grandes superávits.
En los años previos al estallido de la pandemia, la tendencia venía siendo de un progresivo acercamiento al cero, es decir, se registraban superávits en el cómputo total, pero estos eran cada vez más bajos.
Cabe mencionar que esta métrica de la balanza comercial se limita a las transacciones de bienes y servicios, sin incluir las operaciones financieras, que se calculan usando otro indicador.
El informe pronosticó que el saldo comercial mundial empezará a bajar el próximo año a medida que se modere el impacto de la pandemia y de la guerra en Ucrania, aunque desde el Fondo admitieron que sigue habiendo una fuerte incertidumbre.
El FMI identificó cinco factores que contribuyen a esta incertidumbre: el ritmo de la consolidación fiscal en los países con déficit comercial, la fortaleza del dólar, los altos precios de las materias primas por la guerra, los distintos tipos de interés fijados por los bancos centrales y la tensión geopolítica a consecuencia de la fragmentación económica.