Ciudad de México, 22 oct (EFE).- Desinteresado de los elogios y la fama, el realizador mexicano Christian Palma asume el Premio Nacional de Periodismo que le entregarán el martes como una señal de aprecio a las historias bien contadas.
“Las historias tienen rostros, tienen nombres, tienen edades; no son números, no son cúmulos de expedientes o papeles. A partir de esa idea tratamos de reflejar la realidad”, dijo este domingo en una entrevista con EFE el director del documental “Que tiemblen las montañas”, ganador este año de la categoría periodismo científico y cultural del Premio Nacional de Periodismo.
La obra, que forma parte de la serie “Caminos de inclusión”, cuenta la realidad de personas con limitaciones físicas en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a partir de Cristino, joven con síndrome de Down; Irene, poeta ciega, y Ángel, activista con movilidad reducida.
Ellos convergen en “Ángeles de amor”, centro de capacitación para personas con discapacidad y crecen alejados del victimismo.
“No quisimos despertar un sentimiento de 'ay, pobrecitos'. Ellos se enfrentan a problemas del día a día y conocen la forma de luchar contra las dificultades; teníamos que contar eso porque son un ejemplo de crecimiento con todo en contra”, aseguró Palma.
Un guiño a los de abajo
La serie “Caminos de inclusión”, transmitida por el Canal 14 de la televisión mexicana, la completan otros cinco capítulos, además del distinguido con el Premio Nacional de Periodismo. En todos se cuentan historias de mexicanos del otro lado del glamour y el bienestar económico.
En México crecen las campañas contra la discriminación de la mujer, de los migrantes y de las minorías étnicas. Hay avances en eso, pero aún se habla poco de las diferencias entre ricos y pobres, lo que sí hace la obra de Palma y su equipo.
“La desigualdad social en México es de los mayores lastres que tenemos. Faltan oportunidades, escuelas, hospitales. Tenemos mexicanos de primera y de tercera, por eso nos fuimos a Chiapas, Oaxaca y Guerrero, tres de los estados más pobres del país a darle voz a los de abajo”, explica el realizador.
De manera desgarradora, los documentales del fotoperiodista se niegan a hacer concesiones y desvelan la brutal realidad de quienes son requeridos por los políticos en tiempo de elecciones y luego olvidados.
“Una de las cosas que yo me atrevería a decir es que somos una sociedad discapacitada porque no oímos y no vemos ese tipo de cosas. Nos hace falta sensibilidad para ponernos en su lugar, en sus ojos, en sus pies”, reflexiona el periodista.
Una alternativa al sabelotodo
En estos tiempos en los que la inteligencia artificial avanza como un monstruo sabelotodo, Christian Palma cree que la nueva herramienta será útil si los humanos la usan con sentido común, pero no la ve capaz de contar historias desde el corazón por la sencilla razón de no contar con él.
“A las personas les gustan las historias a partir de los pequeños detalles. Eso jamás podrá ser contado en pocas líneas por ninguna inteligencia artificial, incapaz de involucrar el corazón”, asegura.
Se refiere el documentalista a las anécdotas alejadas de futbolistas millonarios, actrices de piernas robustas y políticos excéntricos que persiguen los obsesionados con los “likes” en redes sociales.
“En mi equipo, a cada historia le vemos el lado de la dignidad; la asumimos de manera individual, con sus nombres y sus rostros, para dejar el mensaje de que por muy cabronas que estén las cosas, siempre hay una esperanza que depende de la actitud de las personas, no de los Gobiernos”, concluye.